El primer gol, el derechazo que puede dar el k.o. en el Ribadumia-Arousa

Pablo Penedo Vázquez
pablo penedo VILAGARCÍA / LA VOZ

RIBADUMIA

BASILIO BELLO

Roberto Pazos y Manu Táboas, con pasado reciente en su hoy rival, resaltan la necesidad de soltar el lastre que ha llevado a sus equipos a la crisis

22 dic 2018 . Actualizado a las 22:07 h.

Ribadumia y Arousa despiden esta tarde (A Senra, 17 horas) el 2018 en competición liguera. Lo hacen alcanzando la penúltima jornada de la primera vuelta sumidos en profundas crisis, que comparten el trazo de su fondo y forma. Con dos equipos cuyas propuestas por un fútbol abierto y de vocación ofensiva ha pasado de la bonanza en los dos primeros meses del campeonato a la notable preocupación generada por los paupérrimos resultados de sus presentes rachas. Tendencias peligrosas que acercan al Ribadumia a la zona de peligro, decimoquinto con 18 puntos, solo 1 sobre el corte del descenso directo, mientras alejan al Arousa de la tierra prometida de la que gozan los cuatro mejores equipos de la Liga, sexto con 27 puntos, 8 por debajo de un Compos que avanza cuarto. 

En ambos casos los goles en contra están resultando un lastre cada vez más pesado para las naves aurinegra y arlequinada. Una realidad que ayer mismo, en la víspera del derbi de A Senra, ponían de manifiesto los guardametas de los dos bandos, que comparten el contar con un pasado reciente en sus hoy exequipos.

Roberto Pazos llegó el pasado verano al vestuario del Ribadumia tras cerrar su segunda etapa en el Arousa. Un período de dos años que estrechó su dulce relación con el club vilagarciano: «Téñolle moito cariño ao Arousa», sobre todo tras «darme a oportunidade» de regresar a la Tercera después de bajar un peldaño, con el Portonovo en Preferente. Una lesión de espalda en pretemporada mantuvo al cambadés en el dique seco el primer mes y medio de Liga. «Ángel -Expósito- estábao a facer ben», y tras recuperarse, solo ha tenido oportunidad de jugar tres partidos, frente al Bergantiños, Polvorín, y la semana pasada ante otro de sus ex, el Compostela. Ayer desconocía si hoy volverá a jugar.

Pazos resalta que «con pouco, os rivais nos xeneran demasiadas ocasións de gol. Encaixamos moitos goles, e iso lástranos». Tanto es así, que, tras ser uno de los equipos defensivamente más sólidos del inicio de la temporada, el Ribadumia solo ha ganado uno de sus últimos diez partidos, recibiendo en tres sendas manitas, del Ourense C.F., Polvorín y Compos.

Manu Táboas recuerda con mucho afecto al Ribadumia, en el que pasó dos temporadas, la 2015/16 y 2016/17: «Venía de media temporada lesionado en el Ourense, y de un mal año en el Alondras, y con Sierra -el entonces entrenador del Ribadumia- volví a tener minutos, y coger confianza». El cancerbero apunta, como su rival con el cuadro aurinegro, que en el Arousa «empezamos siempre con el marcador en contra. El equipo reacciona, acaba jugando en campo contrario, pero al encajar primero nos cuesta sacar los partidos adelante. Parece que hasta que no nos dan un toque de atención, no acabamos de arrancar».

Pazos y Táboas coinciden en poner por delante que ambos equipos han venido trabajando en las últimas semanas para cortar esta sangría, y también en su confianza en que dicho esfuerzo reciba hoy sus frutos en un choque que prevén cerrado, y de pocos goles ante rivales de los que alaban sus apuestas futbolísticas. Por todo lo anterior, por el factor psicológico, y por el condicionante de hallarse ante un derbi en el que todos se conocen muy bien, entienden que «o que marque primeiro, vai ter moito gañado».

Dada la trascendencia del choque, los entrenadores de uno y otro equipo, Luis Carro y Rafa Sáez, han convocado a todos sus hombres disponibles. Miguel, Teti, Cerqueiras y Matos son las bajas locales, mientras que el Arousa manejaba ayer únicamente la ausencia de su portero suplente, Aarón, aquejado desde hace tres semanas de una lumbalgia.