Músicos de Ribadumia para las grandes orquestas

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso O GROVE / LA VOZ

RIBADUMIA

Martina Miser

El trombón y la trompeta son la pasión de estos dos jóvenes, elegidos para tocar con los mejores

22 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Ramiro Pérez y Víctor Bouzas adoran la música. Pasan horas y horas al día pegados al trombón, el primero, y a la trompeta, el segundo. Llevan desde pequeños estudiando en la escuela de la agrupación músico cultural de Ribadumia, donde también forman parte de la banda desde hace años. Pero hubo un tiempo en que no fue así. «Aos nove anos eu quería ir xogar ao fútbol e meus pais obrigáronme a ir a música», recuerda Ramiro. Víctor lo tenía más claro, «empecei con sete anos nunha escola en Galáns. Quería tocar o saxo, pero como facía falta un trompeta na banda, pois tocoume», explica. Hoy, ambos han encontrado en la música su vocación y su pasión. Y no lo deben de hacer nada mal, porque ambos han sido seleccionados para tocar con los mejores. Ramiro lleva dos años en la Joven Orquesta de la Sinfónica de Galicia. Víctor, uno en la Joven Orquesta Nacional de España.

Superar los procesos de selección para entrar en esas dos agrupaciones no es sencillo. Tuvieron que competir con cerca de una treintena de jóvenes como ellos. Pero lo lograron y ahora están encantados. «Coñeces moita xente», asegura Ramiro. «A primeira xira foi por Coruña e Portugal e despois estivemos en Zaragoza, Sevilla, Ávila... Son concentración de dez ou doce días e despois pasamos outros tres dando concertos», añade Víctor.

Estar entre los mejores exige muchas horas de trabajo. «Houbo unha época na que me volvín moi tolo. Estaba ata as tres da mañá co instrumento e iso que no bachiller fun mal estudante», explica Ramiro. Ahora, lo afronta de otra manera. «Hai xente que estuda oito ou dez horas ao día. Eu prefiro estar dúas, pero con cabeza», añade Víctor. «Ensaias as máximas que poidas, pero sempre con cabeza, que despois veñen as lesións de labio, que te poden ter un mes sen coller o instrumento», cuenta Ramiro. Porque eso es lo peor que les puede pasar, tener que dejar de tocar. «É como en todo, tes que estar traballando constantemente», sostiene Víctor.

Porque no vayan a pensar que lo de la música es solo una profesión. A pesar de todas las horas que pasan estudiando, tienen también tiempo para otros estilos musicales. «Tiña un grupo de ska no que tocaba a guitarra, Skalopenda. Tamén toquei a batería en The blue pipes, unha banda de rock and roll. Gústame escoitar todo tipo de música», afirma Víctor. También es fan del jazz, por lo que colabora con un grupo de Santiago. Y, de vez en cuando, actúa con Ramiro en Galifunk Brass.

Ambos quieren vivir de la música. Eso lo tienen muy claro. Así que ya tienen planes para cuando acaben sus estudios, pues este es su último curso. «Gustaríame ir un ano fóra, a Holanda. Gústame o país e teño compañeiros estudando alí», explica Ramiro. Reconoce que Estados Unidos es, sin duda, un destino muy atractivo, «pero as becas que te dan non chegan a nada. É moi difícil, tes que ter moi boa base económica para poder estar centrado no instrumento e non ter que buscar traballo», añade. También Víctor lo tiene claro. «Acabo en xuño e a idea é irme a Berlín. Se me collen vou para alá», añade. Porque, de nuevo, tendrán que volver a pelear por una plaza. «Nun conservatorio deste tipo hai corenta o cincuenta persoas para unha ou dúas prazas, pero todo se pode conseguir», añade Víctor. Una selección similar ha tenido que pasar para entrar en la Joven Orquesta Nacional. «Hai que estudar, non ten máis», sostiene Ramiro. Porque «moito se fala do talento, pero o talento hai que aproveitalo e traballar», afirma. Sorprendidos se quedan cuando les pedimos que actúen para nosotros. Y, aunque en frío y así improvisado no suena igual de bien, lo cierto es que enseguida se animan. El resultado en www.lavozdegalicia.es/arousa.