Los camaradas de Villarrobledo enfrentan sus tablas en San Pedro

Pablo Penedo Vázquez
Pablo Penedo VILAGARCÍA / LA VOZ

RIBADUMIA

OSCAR VÍFER

Antonio Fernández y David Sierra fueron compañeros de corto y pupilo el uno del otro. Los técnicos del Vilalonga y el Ribadumia coincidieron también en el curso de entrenador nacional

08 oct 2016 . Actualizado a las 16:34 h.

Con cuatro equipos de O Salnés en la categoría, una tan feliz como poco usual coincidencia, los derbis comarcales serán noticia buena parte de las 38 jornadas de Liga del grupo gallego de la Tercera División. Tras el Arousa-Ribadumia y el Céltiga-Arousa, esta semana toca el Vilalonga-Ribadumia fijado para el domingo a partir de las 17.30 horas en el San Pedro. Con dos entrenadores al frente que pese a verse por vez primera cara a cara en partido oficial -hace un año lo hacían en amistoso de pretemporada-, manejan una historia común que hunde sus raíces a principios del presente siglo, a cientos de kilómetros de Galicia con ambos vestidos de corto.

Concretamente, en Villarrobledo, Albacete. Un equipo en el que el pontevedrés David Sierra, el desde la temporada pasada entrenador del C.D. Ribadumia, recalaba en el mes de octubre fichado del Deportivo Grove para un ambicioso proyecto con el play-off a Segunda B en el punto de mira. «Al final creo recordar que acabamos quintos», de puertas afuera de la fase de ascenso, recordaba ayer Sierra.

Antonio, un trotamundos del fútbol de Tercera División por España adelante, «ya había iniciado la temporada en el equipo», relata el homólogo del ourensano en el conjunto con el que peleará el domingo por los 3 puntos en la octava jornada de Liga.

«El Villarrobledo era un equipo importante en Castilla-La Mancha. Jugábamos francamente bien al fútbol», comenta un David Sierra conocido por su apego al balompié de toque y su celo a la hora de exigirles calidad de juego a sus equipos. «En el vestuario había jugadores importantes de media España. Nosotros éramos los dos únicos gallegos, y había un sevillano, un navarro, un andaluz, valencianos, y castellanos-leoneses y manchegos. Gente que jugó en Segunda B e incluso Segunda. Y hasta un ex internacional Sub-21, el lateral derecho, Pirri». Antonio como interior y David como extremo en un 4-3-3 en el que establecieron una sobresaliente asociación en el carril izquierdo. «Yo hice 2 ó 3 goles, Antonio algunos más».

Fernández y Sierra ya se conocían de jugar el uno contra el otro. Para el segundo era su primera experiencia firme fuera de Galicia, e «hicimos migas», cuenta. Fue hace 14 años. Ocho después David era segundo entrenador del Pontevedra de Milo Abilleira, con Antonio entre los hombres a pie de campo curtidos en mil batallas que llevaron al cuadro granate al play-off a Segunda B, cayendo con el filial del Espanyol.

La vida quiso cruzar de nuevo las carreras a los que el domingo serán rivales. Esta vez, en una aula. La que les sirvió de clase en la obtención del título nacional de entrenador hace unos cuatro años a dos profesionales reciclados de trayectorias parejas cuyo aprecio personal les hace desearse un próspero futuro en la competición. Que este sea el primero de muchos derbis a cara de amigo.