Exteriores tardará 7 días en repatriar a los gallegos muertos en Sri Lanka

J. M. Jamardo | Rosa Estévez RIANXO / PONTECESURES / LA VOZ

PONTECESURES

Tristeza y dolor en Pontecesures. La familia de Alberto Chaves recibió el cariño de cientos de sus vecinos en la concentración para condenar el atentado que sesgó sus vidas en Sri Lanka
Tristeza y dolor en Pontecesures. La familia de Alberto Chaves recibió el cariño de cientos de sus vecinos en la concentración para condenar el atentado que sesgó sus vidas en Sri Lanka Mónica Irago

Las víctimas del ataque yihadista se elevan ya a 359 muertos y más de 500 heridos

24 abr 2019 . Actualizado a las 21:08 h.

Hay momentos y lugares en los que la tristeza se hace corpórea. Ocurrió ayer por la tarde en A Plazuela, en Pontecesures, donde cientos de personas se reunieron para rendir un homenaje a María González Vicente y Alberto Chaves Gómez, los dos jóvenes asesinados en los atentados que sacudieron Sri Lanka el Domingo de Pascua. Una pena infinita, cubierta de lágrimas, envolvió a la mayoría de los asistentes. «Parece que o terrorismo islámico está moi lonxe, pero está aí, a uns metros», decía el alcalde de la localidad, Juan Vidal Seage.

Al menos siete días tardarán los familiares en recibir los cuerpos. Ya se les practicó la autopsia y el Ministerio de Exteriores está trabajando directamente con el Ejecutivo esrilanqués para agilizar la repatriación, según confirmaron fuentes de la Delegación del Gobierno en Galicia. Portavoces oficiales señalaron que, a pesar de la identificación de las víctimas, la operación es compleja. «Tal y como está la situación en Sri Lanka, mucho nos tememos que se puedan dilatar los plazos», confirmó el alcalde de Pontecesures.

Los familiares de Alberto y María recibieron ayer numerosas muestras de apoyo y de cariño. Las concentraciones en memoria de las dos víctimas gallegas del ataque de Sri Lanka -que suma 359 fallecidos, 45 de ellos niños, y más de 500 heridos- se sucedieron por toda Galicia, pero especialmente emotivas fueron las de las respectivas localidades de residencia de los jóvenes. Dolor y rabia contenida se entremezclaban ayer en el minuto de silencio que se guardó por la mañana en Rianxo por la muerte del vecino de la parroquia de Leiro, Alberto, de 31 años, y su novia, de 32. Fueron muchos los rianxeiros que quisieron arropar con su presencia a la familia y amigos.

«Moi introvertido»

Entre los asistentes al acto había varios jóvenes de la localidad que coincidieron con Alberto en el instituto Félix Muriel. Una de las personas más afectadas era su excompañera de clase Marta Mosquera, que no podía reprimir la emoción al recordarlo. Comenta que llegó al instituto en tercero de ESO. «Era moi introvertido as primeiras semanas, pero despois pouco a pouco fíxose amigo de todos e era un máis». Marta reconoce que Alberto Chaves era muy inteligente y siempre dispuesto a ayudar a sus amigos. «Gustáballe moito a informática, e eu sentábame o seu lado e sempre me axudaba. Lembro que era moi bo compañeiro. Estivo con nós catro anos. Despois marchou para Vigo», relata esta colega de estudios, compungida por el duro golpe.

Pablo Gómez también tuvo al joven de Leiro de compañero de clase y además compartían pandilla. «Era una persona muy sencilla y amigo de sus amigos. Me llevé una terrible sorpresa cuando me enteré de que murió en los atentados de Sri Lanka. No se lo podía imaginar nadie. Era muy aficionado a la lectura y al cine. También le encantaba la informática», contaba Pablo tras el acto en memoria de Alberto, que .

María era hija única y trabajaba en Padrón en la compañía familiar Mayfer, especializada en equipación de trabajo. Alberto tiene un hermano menor. En junio tenía previsto volver a Galicia.

El tatuaje de un animalito en el tobillo de ambos asesinados facilitó la identificación

En un gesto de complicidad, María y Alberto se habían hecho un pequeño tatuaje gemelo en sus tobillos. Ese símbolo de amor acabaría siendo un elemento determinante para la identificación de los cadáveres de los dos jóvenes arousanos, fallecidos mientras desayunaban en su hotel de Sri Lanka. «Ás familias pedíronlles fotos para poder identificalos pola tatuaxe. Entre que as enviaron e que lles deron confirmación pasaron dezaseis horas de pesadelo», cuentan desde el entorno de los dos gallegos fallecidos en la escalada de terror registrada en el país asiático. Largas horas intentando espantar la angustia, viendo como la esperanza se iba apagando con cada llamada inútil a los móviles de la pareja. Con la confirmación oficial, el dolor lo cubrió todo. Comenzaron las preguntas sin respuesta, las desazones, las angustias que acompañan a la muerte, y más si esta es tan violenta, inesperada e injusta. La familia de María, rota, pide tranquilidad para asumir un golpe cuyas dimensiones no se pueden prever hasta que se vive. «É terrible. Agora no que pensamos é en que veñan para aquí, que nos devolvan os corpos», comentaba un familiar de María, con la voz empañada. Ese mismo deseo había sido expresado por los padres de la joven cesureña al alcalde de una localidad de apenas 3.000 habitantes que ayer, a las ocho y media de la tarde, se reunió en A Plazuela para rendir un homenaje a sus vecinos y enviar un mensaje de solidaridad a sus familias.