Luis Piedrahita: «La gente que no tiene sentido del humor me produce mucha lástima»
O GROVE
El cómico y guionista actuará este jueves en El Patio, en O Grove
23 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Más de veinte años lleva Luis Piedrahita (A Coruña, 1977) sobre los escenarios, desde aquella primera actuación en una semifinal de El Club de la Comedia que se grabó en el hotel Araguaney de Santiago. El coruñés todavía recuerda que compartió espectáculo con Miguel Lago, otro gallego que ha triunfado. Este jueves, Piedrahita estará en El Patio, en O Grove, ofreciendo su Stand-Up Comedy. Summer show
—¿Qué espectáculo va a ofrecer en O Grove?
—Es un show veraniego. Utilizo el verano para estrenar material en el que he estado trabajando todo el año y que presento por primera vez en estos espectáculos veraniegos. A veces son fragmentos breves que no forman parte de un gran espectáculo y el momento de estrenarlos es ahora. Los combino con material ya rodado, que la gente quizás ya conoce, y queda una mezcla muy eficaz y, además, muy canalla, muy loca, muy desestructurada.
—¿Se ríen con las mismas cosas los madrileños y los gallegos, por ejemplo, o tiene que meter gags específicos dependiendo del lugar donde actúe?
—Si yo hago un chiste sobre choqueiros pueden reírse en Galicia, pero quizás en Soria, no. Sin embargo, no suelo tener que cambiar material. La respuesta a la pregunta es sí y no. Sí se ríen de cosas distintas, pero en mi caso, no, porque mi texto es igual en todas partes. No le cambio nada. Mi aspiración es que sea un texto universal. Recuerdo que en Argentina o en Uruguay tuvo que cambiar trece palabras para que se entendiera.
—¿Cómo es el proceso de creación? Aprovecha el verano para ir probando cosas, según dice...
—Sí, estreno material nuevo. Pero no es probar cosas. Probar cosas deja entrever que uno se sube y prueba. Y no, no es probar es estrenar ante público por primera vez. Por ejemplo, una película cuando se estrena no se prueba. ¿El proceso? Durante el año pienso en los conceptos, en las ideas, les voy dando vueltas y luego me siento a escribirlo. Ocasionalmente, en algún Open mike, que los hay en Madrid. Son salas donde el cómico se presenta de modo gratuito, y ahí sí pruebo. Luego, tras pasar esa fase, sí viene el estreno, que lo haces ante un público que ha pagado una entrada por ver un espectáculo rematado.
—¿Ha cambiado mucho el sentido del humor de sus espectadores en estos más de veinte años que lleva sobre los escenarios?
—Sí. El sentido del humor va evolucionando, como evoluciona la sociedad y las sensibilidades. Pero también evoluciono yo. No soy el mismo que hace treinta años y el público que me sigue tampoco es el mismo. Aunque sean las mismas personas es un público distinto, porque también han crecido, han evolucionado. En 25 años uno aprende, cambia de intereses y eso me ha pasado. Creo que mi humor ahora es más complejo, más completo también, hay una mezcla de emociones más interesantes ahora. Más rica. Antes, yo qué sé, hablaba de los pequeños objetos y punto. Me fijaba en lo doméstico, en lo costumbrista y nada más. Ahora hay una reflexión un poco más profunda, hay unos espectáculos en los que las emociones son más variadas. Se pasa de la ternura a un humor más canalla; después una observación ingeniosa, luego una reflexión intelectual, luego un poco de juego con el lenguaje, un pensamiento más filosófico... es más completo. Mi evolución ha sido esa: hacer un humor un poco más rico. Y creo que la sociedad también ha evolucionado. Ya no se ríe de chistes tan básicos como los que había antes.
—¿Qué le gusta más: escribir o contar?
—Me lo paso muy bien de las dos maneras, pero sí que es cierto que son diversiones diferentes.
—¿Qué es más difícil?
—La dificultad siempre es subjetiva. La actuación en directo tiene algo físico y extenuante, pero también unos placeres, unas contraprestaciones, que son fantásticas. A la hora de escribir, es cierto que te cansas de estar tanto tiempo sentado. Se te duermen las piernas. A lo mejor escribes hasta las tres de la mañana sin darte cuenta. Ambos son difíciles, pero con los dos disfruto muchísimo.
—Pero si tiene un mal día, puede obviar lo de escribir, pero lo de subirse al escenario si toca espectáculo...
—Tal cual. Sí que es cierto que la experiencia y la profesionalidad te permite hacer un espectáculo sin que el público lo note.
—Y, para acabar, ¿por qué hay tanta gente de mal humor?
—No lo sé. Pobrecitos. Me dan mucha pena, porque la gente que no tiene sentido del humor me produce lástima. El sentido del humor es como el sistema de amortiguación de un coche. Quien no lo tenga, todas las piedras que encuentre en el camino se le van a hacer una molestia.