Cuarenta voluntarios de Afundación retiran dos toneladas de la planta invasora en O Grove
14 jun 2023 . Actualizado a las 13:03 h.Más de cuarenta voluntarios de la obra social de Abanca, llegados desde Ourense y Monforte de Lemos, desembarcaron ayer en O Grove para poner su granito de arena en el cuidado de este rincón del planeta. Lo hicieron para eliminar más de dos toneladas de uña de gato, una planta invasora que se extiende con gran rapidez sobre los sistemas dunares y desplaza a la vegetación autóctona, consiguiendo afectar a toda la cadena natural, pues es una planta que roba polinización, al atraer en mayor medida a los insectos.
Ataviados con chalecos azules que los hacían perfectamente identificables, los voluntarios, que pertenecen a los grupos de mayores de Afundación denominados Espazos +60, se afanaron en arrancar los floridos arbustos que se desplegaban incluso por encima de las rocas en las inmediaciones de Burato da Londra, en San Vicente do Mar. Llamaba la atención su vitalidad y su energía, tras un viaje de más de dos horas en autobús que los llevó a intervenir esta vez en un rincón privilegiado. Estuvieron trabajando por la mejora del patrimonio natural, tal y como indica el nombre del programa medioambiental llevado a cabo por Abanca. Con ello, desde la entidad tratan de recuperar o proteger espacios sensibles como este «para que no se continúen degradando», explicaba Manuel, su coordinador, sobre el terreno.
El programa lleva en marcha alrededor de nueve años. Los voluntarios se mueven siempre que pueden y los llaman, desde toda la geografía gallega; «sobre todo por el eje atlántico», indican. Y la labor es digna de admiración, ya que actúan en terreno desconocido por un bien común. «Alguén ten que facelo», explicaban las voluntarias. De hecho, esta actividad en concreto fue demandada por el grupo de Ourense, y a continuación invitaron al equipo de Monforte. Algunos de ellos, incluso trajeron a la familia.
El ejército de chalecos azules, estuvo acompañado en todo momento por responsables del grupo naturalista Hábitat, que son los encargados de formar a los voluntarios para sepan cómo extraer de la manera más correcta este tipo de vegetación, haciendo que en la medida de lo posible no vuelva a reproducirse.
La retirada parece resultar efectiva, sobre todo para la regeneración natural, porque consigue dejar una capa de arbusto seco que previene la erosión, y los rebrotes estarían, de esta manera, bastante controlados, según explican los expertos.