La figura ocurrente, creativa y popular del pintor Conde Corbal se recupera en una muestra en Cambados
21 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.En la World Fishing Exhibition de 1987, el Concello de O Grove presentó un pabellón sumamente curioso. Lo diseñó el vilagarciano Luis Camba y el empuje político lo dio el gobierno tripartito de O Grove con los concejales Mourelos y Elías Lamelas y el alcalde Caamaño al frente. El stand ocupaba un espacio cuyo suelo era de arena de A Lanzada. Sobre la arena, tres tubos de metacrilato convertidos en probetas gigantes que reposaban en una piscina de agua de mar. Y en el interior de los tubos, pequeños rodaballos nadando, una cuerda de batea con mejillones y latas de conserva. En la piscina, rematando el espectáculo, hermosos rodaballos que se convirtieron enseguida en uno de los grandes atractivos populares de aquella Feria Mundial de la Pesca.
A interesarse por los rodaballos acudieron Paz Andrade, Jorge Parada e incluso Felipe González, a la sazón Presidente del Gobierno, que, al llegar ante el stand del Concello de O Grove, se detuvo largo rato, queriendo saber más sobre aquel pez tan raro que nunca había visto.
Pero el personaje que más visitantes atrajo, el que se convirtió en un protagonista más del stand y quien supo cantar mejor las virtudes del rodaballo no fue ningún empresario, ningún concejal ni ningún Presidente del Gobierno, sino un pintor nacido en 1923 en la calle que Pontevedra dedicó a su abuelo, vecino de Vilagarcía y una de las personas más interesantes y entretenidas que he conocido: Pepe Conde Corbal, cuya figura asomaba entre los tubos de rodaballos y mejillones, concitando la admiración de las gentes, que se detenían a saludarlo y a presumir después con sus conocidos: «Es Pepe, un amigo artista que tengo». Desde luego, antes de Facebook, he conocido a pocas personas tan populares como Xosé Conde Corbal, que acabó convirtiéndose en un reclamo más del pabellón de O Grove.
El pintor Conde Corbal murió en Vilagarcía durante una primavera cálida y lluviosa de 1999. Vivía en O Ramal, en una casa que hacía esquina, y me lo encontraba en los bares tradicionales del barrio de la estación: el Tranquilo, donde tenía mesa favorita, y el Mariño, con su parra deliciosa, donde a media mañana se juntaban policías locales y municipales y empleados de contratas a matar el hambre de las once.
Falleció un viernes a la hora de la siesta y nos quedamos sin un paisano cercano, sin un señor ocurrente, sin un intelectual gallego, sin un artista atractivo cuya memoria se recupera desde esta semana en el Espazo Torrado de Cambados, donde se ha inaugurado una exposición antológica de su obra con la presencia de su familia. Allí estaba su hijo Enrique Conde, brillante escultor y pintor, y Margarita Escuredo, su viuda, una de las mujeres más elegantes y con más clase que he conocido.
En esos cuadros late Pepe Conde Corbal y parece que te lo vas a volver a encontrar por las calles de Vilagarcía, cuando lo veías venir y ya sabías que ibas a pasar un rato de conversación divertida y diferente. Nunca aburría, te sorprendía siempre con una conversación inesperada y se despedía con alguna frase llena de ironía surrealista y toques de retranca.
En Vilagarcía y O Salnés, expuso mucho durante los años en que vivió por aquí. Recuerdo una celebrada en Vilagarcía en 1990 con motivo de FEGALMAR (Feria Galega do Mar), que recopilaba en el Liceo y en la Casa de Cultura toda la obra de tema marino de Conde Corbal. Otra exposición importante fue Coincidencias, celebrada en agosto de 1994 en la Praza da Pescadería. Presentaba obras de 23 artistas plásticos vinculados a O Salnés. Entre ellos estaban Francisco Leiro, Uxío López, Xurxo Alonso, Guillermo Charlín, Manolo Chazo, Ferragut, Carlos Rial, Manolo Paz, Sevillano, Lino Silva y, naturalmente, Conde Corbal.
En enero del 97, exponía sus últimas creaciones en el pub Pórticos, coincidiendo, curiosamente, con una exposición de 13 esculturas de hierro de su hijo Enrique en la bodega Os Arcos. Unos meses después, en julio, tras exponer en Vilaxoán y Pontevedra, inauguraba otra exposición en el Ateneo de Ourense dentro de un ciclo que la institución dedicaba a sus artistas cercanos. En 1999, la galería Borrón 4 de Cambados celebraba su primer aniversario y lo festejaba con una exposición titulada «Pintores galegos do século XX». La muestra reunía obras de autores de renombre como Laxeiro, Lodeiro, Bustamante, M. Torres, Rafael Alonso, Caballero, Suárez Llano y no faltaba Xosé Conde Corbal.
La exposición inaugurada en Cambados este mes de mayo de 2023 nos muestra el legado de Conde Corbal, pero, además de su pintura, está su inolvidable figura, que lo convirtió en pocos años en uno de los personajes más entrañables de la ciudad, en una referencia cultural que se sustanció en aquel viaje en tren que tuvo lugar en septiembre de 1998, cuando una preciosa locomotora Mikado de vapor tirando de dos vagones de época hizo el viaje conmemorativo de los 125 años del ferrocarril Santiago-Vilagarcía. Pepe viajó en calidad de representante del arte y la cultura como cuando venía en tren con el pintor Pesqueira y se iban al bar Xesteira a charlar con Lucho Bouza Brey. Conde Corbal escogió O Salnés para vivir y morir y O Salnés le devuelve el cariño recuperando su memoria.