La denuncia de una vecina de O Grove: «Os coches desfanme a fachada da casa e ninguén fai nada»

Leticia Castro O GROVE / LA VOZ

O GROVE

LETICIA CASTRO

Su vivienda está en Conricado, una calle tan estrecha que algunos conductores no logran mabiobrar con solvencia; ella ha colocado una protección metálica para intentar resolver el problema

19 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo del tráfico rodado en el casco urbano de O Grove es digno de estudio, sobre todo si uno se centra en las calles más estrechas de la localidad, aquellas que por sentido común deberían registrar un volumen de vehículos menor que el que soportan las principales arterias del centro. Las prisas y el desconocimiento causan, cada vez con más frecuencia, problemas en lugares como Entrehortas, y también en los callejones adyacentes. Y si no que se lo pregunten a Lucía Prol, vecina de Conricado, cuya casa ha sufrido numerosos problemas desde que su calle, estrecha y sin aceras, es de doble sentido, pues algunos coches, asegura, no caben y se llevan la pintura de la fachada por delante. «Estánme desfacendo as paredes, e nin os condutores deixan unha nota nin a policía fai nada», señala.

Lo cierto es que Lucía vive en estos momentos en Cambados, «pero vou ao Grove polo menos tres veces á semana, e raro é cando non atopo un novo destrozo», comenta. Un día se quedó un coche encajado «e rascoume a fiestra de arriba a abaixo e levou por diante un anaco de parede». Este tipo de incidentes en casas es más habitual de lo que parece. En ocasiones porque los turistas se meten por sitios estrechos que no conocen.

De su situación tiene conocimiento la Policía Local, que ha acudido a su llamada hasta en tres ocasiones. «Viñeron, sacaron fotos e fixeron un informe», dice. La primera de las denuncias se cursó el 10 de febrero. Le dijeron que pondrían también una señal de solo residentes, pero según explica nunca llegó a instalarse. «Así que fomos ao concello e metemos tamén unha instancia por rexistro», dice.

Nunca hubo contestación, así que ni corta ni perezosa, Lucía ha instalado un hierro en una de las esquinas del inmueble para ver si así los vehículos van con más cuidado. «Non me importa que queden anacos dos coches, impórtame a miña casa e aquí ninguén fai nada», asegura.

No entiende por qué se peatonalizan las calles más anchas, y desvían el tráfico por las más estrechas, como la suya. Necesita acción por parte del gobierno local: «Eu non podo permitir que se consinta isto cando a pesares de residir noutro lado pago todos os meus impostos no Grove». Está dispuesta a llegar a donde haga falta: «Estou cansada de que este axuntamento nos tome o pelo», subraya, «porque o goberno debe estar para atender aos veciños».