Adiós a Isolino, referente de la hostelería en O Grove

Leticia castro O GROVE / LA VOZ

O GROVE

MONICA IRAGO

Era una persona excepcional y su partida deja un profundo pesar en la localidad, donde era querido y admirado

17 ene 2022 . Actualizado a las 19:47 h.

Hoy es un día triste, de esos que quedan marcados en el calendario. O Grove pierde a uno de sus referentes en la historia de la hostelería, Isolino Álvarez Boullosa, un hombre querido por todos, gran profesional, siempre con una sonrisa y una historia que contar. Desde que se jubiló hace ya unos cuantos años, se sentaba al otro lado de la barra de la Cafetería Isolino, el negocio familiar, abierto por sus padres en el año 1934, y que ahora regentan sus hijos y sobrinos. Allí siempre tenía batallas que contar, y era desde luego, una delicia escucharlo.

Ávido lector de la prensa, siempre estaba al día de la actualidad, de hecho fue siempre un gran conversador, muy interesado en la política y en todo lo que ocurría en el municipio. Así que debatir con él era un placer, por mucha distancia ideológica que existiese. Y es que el bar fue siempre un lugar de reunión y discusión política, e incluso fue testigo, según él mismo relató en más de una ocasión, del nacimiento de la agrupación socialista en la localidad. No solo eso, puesto que hubo un tiempo en el que la cafetería destinaba un espacio para que todos los partidos políticos colocasen sus carteles electorales. Fue durante la transición, cuando el bar era un hervidero de intelectuales que pasaban las horas tratando asuntos de política.

La pasión por la restauración la llevaba en la sangre, y se esforzó siempre por estar al día en el negocio e innovar. Se formó como botones en el Gran Hotel de La Toja, para luego continuar aprendiendo en Pontevedra y posteriormente trasladarse a Torremolinos. La Cafetería creció y apostaron por abrir el hotel, una sabia decisión que atrajo nuevos turistas. Por aquel entonces, corrían los años setenta, la calle Castelao era un hervidero de negocios. Su propia hermana abría también la Droguería Albo, de la que muchos guardamos bonitos recuerdos. Y es que los Álvarez Boullosa fueron y son, desde luego, una familia de emprendedores. Luego llegó la máquina de helados italianos. Se puede decir que Isolino fue un visionario, porque el verano se da por inaugurado, aún hoy, cuando el aparato se instala en la terraza del bar.

En lo personal era una persona muy familiar, orgulloso del trabajo de los suyos y que aprovechaba cualquier excusa para hablar de ellos. Tenía, además, una gran sensibilidad. Su fallecimiento deja una enorme huella, que seguirá estando presente por siempre en el negocio que lleva su nombre, aunque desde hoy se queda un poco más huérfano.