La obra del mar, la huella del ser humano

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

O GROVE

MONICA IRAGO

Además de mar, en Arousa hay lagos costeros y otros con pasado industrial

12 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La amplitud de la ría, su recortada costa, sería suficiente para entretener la mirada eternamente. Sin embargo, aunque la oferta es tentadora, Arousa ofrece muchas otras cosas que mirar. La naturaleza, tan fértil en este rincón dibujado por los dedos de Dios, nos ofrece casi de todo. No hace falta alejarse de la costa para descubrir los extraños paisajes de las lagunas costeras. La primera la encontramos en O Grove. Junto a la playa de Mexilloeira se encuentra A Bodeira, una laguna de agua dulce protegida por la red Ramsar como el santuario ambiental que es, hogar de un sinfín de especies. Lo mismo ocurre con la laguna costera que existe en el parque de O Carreirón, en A Illa de Arousa, un paraíso de libélulas, anfibios y aves en el que hasta las ranas de San Antón parecen haber aprendido a cantar como los pájaros.

Pero en Arousa, la mano del ser humano también ha dejado su huella en el paisaje. En ocasiones, viejas explotaciones mineras a cielo abierto han acabado convertidas en hermosos lagos que con el tiempo han ido reivindicando su lugar. Ahí está, por ejemplo, Mina Mercedes, en Valga, una vieja explotación de arcilla convertida en un lago alrededor del que caminar con sosiego. O la laguna de Pedras Miúdas, en Catoira, una cantera caída en el olvido a la que la naturaleza le ha querido dar una segunda vida como lago y la ha rellenado de agua. Así, este rincón situado en la desembocadura del Ulla, se ha convertido en el centro de un proyecto del Concello vikingo que aspira a ver allí un gran y atractivo parque.