Nano Besada ya ha dibujado a más de doscientas personas: grandes personajes arousanos y figuras sin las que este pueblo no sería lo que es

rosa estévez
Licenciada en Ciencias da Información pola Universidade de Santiago de Compostela

Vale la pena advertirlo desde el principio: en este reportaje no hay distancia de seguridad. En la lista de cosas buenas que tiene el oficio de la crónica local figura, arriba de todo, conocer a gente como Nano Besada. Fue presidente de Emgrobes, participó durante años en la organización de la Festa do Marisco, presidió la Federación Española de Videoclubes... Y desempeñó todos esos cargos manteniéndose fiel a sí mismo y a sus convicciones. Incluso ante el mismísimo Schwarzenegger, cuyas películas desterró de su videoclub cuando, siendo gobernador de California, dictó una condena a muerte.

Hace unos años, cuando el nirvana de la jubilación ya asomaba en su horizonte, Nano colocó un caballete junto a la puerta de su negocio de electrodomésticos y alquiler de películas de vídeo. Allí dedicaba horas a una afición a la que por fin se había rendido: el dibujo. Él, perteneciente a una familia con inclinaciones artísticas, siempre había sentido un cierto vértigo a la hora de coger un lápiz; prefirió la cámara de fotos, o la de vídeo. Pero todo cambió en 2008, cuando mientras navegaba por Internet tropezó con un libro que hacía una propuesta curiosa: Aprende a dibujar con el lado derecho del cerebro.

No iba a ser el primer libro de dibujo que comprase Nano. Tampoco el último. La primera vez que lo abrió lo hizo con cierta incredulidad. «O primeiro exercicio que mandaba facer era que me mirase no espello e que me debuxase». Lo hizo. Su dibujo, sin estar mal, tampoco estaba bien. Cada vez más incrédulo, cogió el libro y siguió leyendo: «Alucinei, porque me ía dicindo exactamente no que fallaba: os ollos demasiado arriba...», relata. Llegados a ese punto, la autora del texto había conseguido llamar poderosamente su atención, resquebrajar su desconfianza. Siguiendo los pasos que le llegaban de las páginas, Besada fue evolucionando como dibujante. A los quince días el libro volvía a encargarle un autorretrato. Y esta vez, la mirada que le devolvió el papel era, exactamente, la suya.

«Todo o mundo sabe debuxar, o que pasa que non é consciente», dice Besada. Él, que siempre fue de vivir intensamente sus pasiones y sus intereses, se lanzó al papel y comenzó a dar rienda suelta a sus manos, mandando callar «ao lado esquerdo do cerebro». A través de las redes sociales, sus trabajos comenzaron a ver la luz. A estas alturas, tiene más de 300 dibujos realizados, de los que alrededor de doscientos son retratos. Los hay de su familia, de sus amigos, de personajes famosos de O Grove, de otros que son queridos... Uno de los últimos retratos que ha entregado es el de Teri Portela, una deportista portentosa que ha elegido O Grove como su hogar. Tras confirmarse que Portela estará por sexta vez en unas Olimpiadas, Nano llegó a la conclusión de que no podía esperar más para hacerle un retrato y cumplir un compromiso no escrito con los deportistas de su localidad. «Todo empezou cando Tono Campos gañou o campionato do mundo e decidín facerlle un retrato. Diego Romero non era do Grove, pero tamén gañara, pero non me dera tempo a facerlle o seu. Quedoume a espiniña e decidín que o ía debuxar». Y lo hizo, claro. Igual que a Tania Elizabeth Álvarez Yates, también triunfadora en aquel magnífico 2019. Y ahora a Portela. Ojalá haya muchos más motivos para entregar muchos más de esos regalos, en los que el Concello participa haciéndose cargo del enmarcado del cuadro. Ahí estará Nano para contar, con sus lápices, la mejor historia de O Grove.