El centollo que no se come en el restaurante llena las mesas de casa

Bea Costa
bea costa VILAGARCÍA / LA VOZ

O GROVE

Martina Miser

Los bajos precios animan a los particulares a incluirlo en la cesta de la compra

16 nov 2020 . Actualizado a las 16:31 h.

Hay centollo de calidad y en cantidad, pero, a diferencia de otros años, no hay restaurantes que tiren de la demanda debido a las restricciones de la pandemia. Esto se traduce en una bajada de precios en las lonjas, si bien el rey de los crustáceos no se está quedando en las neveras. El producto vuela en las plazas de abastos y en las pescaderías porque se puede encontrar más barato que hace un año. El centollo que en noviembre de 2019 se cotizaba a 30 euros el kilo en la lonja de O Grove, se vende ahora a 18, lo cual permite a los minoristas ofrecer precios más atractivos.

Paradojas del covid-19. La gente no puede alternar en bares y restaurantes y opta por darse una alegría en casa con una centolada que, de otro modo, tendría que esperar a Navidad.

«Se está vendiendo de maravilla», explican en la pescadería Mar de Arousa de Vilagarcía. A las once de la mañana habían despachado ya 30 kilos y esa ha sido la dinámica desde el lunes, cuando abrió la campaña del centollo. Venden en el mostrador y también están enviando muchos pedidos fuera de Galicia. «Mandamos paquetes a Victoria y Salamanca, por ejemplo».

«MRW non dá feito», apunta el patrón mayor de O Grove, Antonio Otero, quien constata que la venta a distancia se ha disparado en estos tiempos, también cuando se trata del marisco fresco.

Y lo acredita Peregrina Sabarís, una peixeira de la plaza de Vilagarcía que en sus inicios en el oficio, hace treinta años, nunca hubiera imaginado que acabaría vendiendo centollos, rapes y camarones a través del teléfono e Internet. Su género llega a toda España: Guadalajara, Barcelona, Madrid, Albacete, Zaragoza... Algunos de estos clientes son veraneantes que le compran durante las vacaciones y no quieren renunciar al producto fresco y de calidad de las rías gallegas el resto del año; a otros nunca les ha visto la cara, pero el efecto boca a boca funciona y cada vez recibe más encargos desde fuera de Galicia.

El pescado llega a su destino convenientemente empaquetado para conservar sus propiedades y, si el cliente prefiere el marisco cocido, puede recibirlo en casa ya listo para servir. El producto se encarece de dos a tres euros el kilo por los gastos de envío, cantidad que asume directamente la proveedora porque resulta más económico, explica.

El centollo es en estos momentos el producto estrella en la plaza de abastos, y eso se nota. En los envíos y en las bancadas. «Llevo toda la semana vendiendo muy bien, a esta hora -a las 11.30- solo me queda una pieza», apuntaba Peregrina en medio del bullicio de una mañana de sábado en el mercado de Vilagarcía. Las restricciones a la movilidad que afectan a este municipio se están haciendo notar, aunque la mañana «no estuvo mal», según apunta el presidente de la asociación de placeros, Juan Carlos López.

El precio del centollo en Vilagarcía osciló este sábado entre los 15 y 20 euros el kilo, unas cifras que se repitieron en otras plazas de abastos de la comarca. La empresa Evamar, con puestos en O Grove y Cambados, lo vendió entre 16 y 18 euros el kilo, aunque en otros puestos se podía encontrar a 14 y 15 euros. Todo depende de la calidad del género. Evamar también se ha apuntado a la venta a distancia, un modelo de negocio que, con la crisis del coronavirus, ha llegado para quedarse y que abre nuevas posibilidades a las tradicionales peixeiras.

La primera semana de la campaña se salda con la venta de 14.000 kilos en O Grove y Cambados

La primera semana de la campaña del centollo se ha saldado con unas ventas de alrededor de 14.000 kilogramos de marisco en las lonjas de O Grove y Cambados. La primera se sitúa en el ránking, con diferencia, con 11.000 kilos en cuatro días; el miércoles no hubo subasta debido a que fue festivo local.

Como era de esperar, la mejor jornada fue la del lunes, con 3.415 kilogramos subastados y un precio medio de 9,7 euros el kilo -el máximo fue de 18 y el mínimo de 9 euros-. Tras meses de veda, en las cetáreas estaban ansiosos por llenar sus piscinas con el preciado crustáceo, aunque arrastran el lastre que supone el cierre del canal Horeca, que aglutina a restaurantes y hoteles que trabajan con producto fresco.

Los marineros ganan menos y los mayoristas, también, pero la situación es la que es, reflexiona el patrón mayor de O Grove, «e tal e como está o país non imos queixarnos».

Unos setenta barcos lanzaron los miños el domingo y esta semana podría sumarse alguno más. Ante la escasez de pulpo y de nécora, el centollo se convierte en estas fechas en el producto estrella de la lonja meca y constituye uno de los principales fuentes de ingresos para el sector.

Los marineros se están encontrando con bastante producto y de buena calidad, «excelente», apunta el patrón mayor. No faltan los espectaculares machos de diez patas que tanto se prestan para la foto, pero las hembras medianas, de entre kilo y cuarto y kilo y medio, siguen siendo las más cotizadas en el mercado. Los faroles (ejemplares con poca vianda) ni siquiera llegan a puerto porque se devuelven al mar, según afirma el patrón mayor.