«Mis nietos la llamaban la casita de la playa... Ahora no queda nada»

Rosa Estévez
Rosa Estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

O GROVE

Martina Miser

Los propietarios de las viviendas destrozadas por el derrumbe de un depósito de aguas en San Vicente evalúan los cuantiosos daños sufridos

13 jun 2020 . Actualizado a las 18:42 h.

La calle Estrada, en San Vicente do Mar, parece el escenario de una batalla. Bajo la atenta mirada de una patrulla de la Guardia Civil, un pequeño ejército de trabajadores municipales trabajaba esta mañana para intentar retirar los cascotes que se han desperdigado por toda la zona tras el derrumbe de una pared del depósito de aguas y la riada posterior. En los bloques de edificios más dañados por el espectacular suceso, los propietarios -algunos con lágrimas en los ojos- también trabajaban a destajo limpiando, retirando cristales rotos, comprobando tuberías y cableados...

En la calle, Manolo Arosa suspira. Él no puede hacer gran cosa: de su vivienda, una de las más afectadas, no quedan en pie ni las paredes. «Mis nietos la llamaban la casita de la playa... Ahora no queda nada», comenta con pesar. Ayer por la mañana, la llamada de una sobrina le advertía de que «algo gordo había pasado en San Vicente», pero no imaginaba la magnitud de lo sucedido. Él, que vive en Mosteiro, no dudó en coger el coche y desplazarse hasta su lugar de veraneo. «Estaba todo acordonado, no nos dejaron pasar hasta última hora de la tarde», explica. Pero desde el exterior percibía ya la gravedad de lo ocurrido. «No hay nada que salvar. No hay ni pared, ni camas, ni nevera». Hasta los juguetes de sus nietos han sido arrasados por el desastre. Afortunadamente, no había nadie en «la casita de la playa». «En dos semanas teníamos pensado veniros para aquí para pasar el verano».

Martina Miser

Unos portales más abajo está José González. Natural de Ourense, ayer estaba en San Vicente con su mujer y un matrimonio amigo. Habían decidido acercarse al centro de O Grove, pero se entretuvieron unos minutos de más en el apartamento. Quizás eso les salvó la vida, porque «cando estabamos baixando as escaleiras escoitamos o ruido. Asomámonos a unha ventana e xa vimos a riada», explica, convencido de que se han librado por los pelos. «Se chegamos a saír uns minutos antes, estaríamos pasando co coche por diante do depósito no momento no que pasou todo, e de aí si que xa non saíamos», relata.

El alcalde de O Grove, Jose Cacabelos (PSOE), indicaba esta mañana que el Concello ha echado mano de una empresa externa y ha movilizado a numeroso personal municipal para agilizar los trabajos que permitan devolver cierta normalidad a la zona. Ayer, los operarios de aguas trabajaron hasta pasada la una y media de la madrugada, según informan los vecinos, para poder devolver el suministro de agua a las viviendas de la parte inferior de San Vicente do Mar. También durante la jornada de ayer se acometió el desmontaje de la estructura del depósito. «No corría riesgo de caer, pero tuvo que hacerse para facilitar el trabajo de los operarios», explica el alcalde.