«Este feminismo no reivindica lo evidente»

leticia castro O GROVE / LA VOZ

O GROVE

MARTINA MISER

Las creadoras de Grovemakers no coinciden en la forma, pero apuestan por un movimiento real y práctico

12 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Ser mujer no es que sea un valor añadido para ser grovemaker, pero si es una realidad aplastante dentro del colectivo de creadores y artesanos de O Grove, al que pertenecen en la actualidad un total de trece marcas, con quince socios de los cuales once son féminas. 

En Grovemakers predomina la óptica femenina con todas sus consecuencias. Es cuestión de números, pero ello nunca es motivo para inclinar la balanza en las tomas de decisiones. En ocasiones surgen debates, siempre constructivos, en torno al feminismo, puesto que las responsables de las marcas asociadas saben mucho de lo difícil que a menudo resulta conciliar la vida laboral con la personal sin que ambas se entremezclen haciendo más complicado el trabajo por cuenta propia. Pero si existe una cuestión que desata el debate en los últimos tiempos es la de la deriva empresarial que está tomando una parte del feminismo, al que el márketing aúpa más como un estandarte comercial que como una ideología dirigida a conseguir en algún momento la igualdad real entre hombres y mujeres. Grovemakers recoge la misma diversidad que existe en el movimiento feminista, en el que en estos momentos no se reivindica lo evidente, explica Tamara Prieto, «puesto que se muestra en los últimos tiempos más como un negocio al servicio del capital que como la lucha que debiera ser », reconoce.

Y es que es algo visible desde muchas multinacionales, que no dudan en aprovechar el tirón para lanzar camisetas con mensajes que tocan la fibra en días como el 8M, «para que muestres que eres más feminista que nadie, aunque solo sea para el postureo», insiste otra de las socias. Realmente, es lo que se viene a llamar en la jerga publicitaria branding emocional, y de eso las grandes marcas saben mucho, las pequeñas hacemos nuestro alegato, pero ahí se queda: «No tenemos el mismo altavoz, ni los mismos medios, y por supuesto tampoco los mismos fines», pero lo que sí debe quedar claro es que estamos para apoyar la lucha por la igualdad. El 8 de marzo significa en realidad, para este colectivo, una manera de visibilizar a la mujer, para conmemorar la lucha de nuestras antecesoras, pero no para celebrar nada, puesto que estamos muy lejos de tener motivos para ello.

A vueltas con las etiquetas

Hay a quien no le gusta que se pongan etiquetas, «porque todas as feministas e todos os feministas queremos alcanzar unha equiparación salarial, social, e a conciliación familiar real, dende o respecto a ambos sexos», explica Montse Betanzos, una afirmación con la que coincide también Laura Triñanes. Sin embargo, otros socios aseguran que «non é compatible ser feminista sendo capitalista, ou do PP, ou de Vox», puesto que consideran que se trata de una ideología que quiere cambiar la sociedad actual, así que no se puede alcanzar la igualdad sin modificar las leyes. El debate está servido.

Grovemakers se ha convertido, por lo tanto, en una plataforma que da voz a muchas mujeres sobradamente preparadas, que creen que la lucha por los derechos debe continuar, pero que son optimistas, y recuerdan: «Nos gustaría chegar alomenos a ser o mesmo número de asociadas que asociados». Ahí lo dejan.