Arousanos que viven con miedo al agua

Rosa Estévez
rosa estévez AROUSA / LA VOZ

O GROVE

Mónica Irago

En Terra de Porto (O Grove) y la avenida de Vilagarcía (Cambados), ayer intentaban volver a la normalidad

18 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

María Isabel Domínguez se pasó la noche del jueves al viernes despierta, mirando por la ventana de su casa si el agua volvía a acumularse ante su puerta. «Non durmín polo medo. Dixeran que para a noite non se esperaban choivas, pero algo choveu», relata tras su vigilia. La desconfianza de esta vecina de Terra de Porto (O Grove) no es de extrañar. Las inundaciones del 2006 la cogieron fuera de casa, y el agua se lo destrozó todo. El jueves podría haber vuelto a ocurrir. Pero, afortunadamente, ella disfrutaba de un día libre. Estaba en casa cuando comenzó a llover con fuerza. Así que agarró «o ferro do monte», un recuerdo de su padre, y levantó arquetas y rejillas en la calle. Pero ni con esas. Entre la copiosa lluvia, y que «as arquetas están feitas un desastre», las dos calles que rodean su vivienda se convirtieron en auténticos ríos. «Menos mal que me dixeron de poñer isto», dice señalando la barrera de poliuretano con la que tapió las puertas. «Fun correndo a comprar o que me facía falta, e como son mañosa monteino enseguida». Así que la inundación se quedó en un poco de agua en el vestíbulo de la vivienda.

Levantando arquetas

En la misma calle, Juan Otero también tiene un hierro preparado para levantar las arquetas cuando es menester. Es decir, en cuanto llueve un poco de más. Y es que en esta zona las inundaciones son demasiado frecuentes. «Por aquí -dice señalando la calle que discurre frente a su propiedad- corre un río». El urbanismo ha querido hacerlo invisible, pero sigue ahí, bajo el asfalto, y en días de intensas lluvias reclama lo que es suyo. Como el jueves, cuando de repente el día se convirtió en un infierno de agua. Esta entró en la pequeña huerta cerrada de Juan y anegó una pequeña construcción en la que guarda aparejos de pesca y alguna que otra máquina. Afortunadamente, al ver cómo se estaba complicando la cosa, «empecei a levantar todo por se acaso», y acertó. Eso sí, ayer tocaba pensar en limpiar todos los estragos ocasionados por la inundación que, el jueves, puso a todo O Grove patas arriba.

Aseguraba aquel día el alcalde meco que tanto emergencias, como policía local y personal de obras trabajaron sin descanso para intentar minimizar el impacto de las fuertes lluvias. Aseguraba, también, que las arquetas estaban trabajando al cien por cien de su capacidad. Pero en eso último, María Isabel no está de acuerdo. «¿Vedes como está esto?», protestaba levantando una rejilla y arañando con su hierro una gruesa capa de tierra compactada. «Isto non é de onte. Isto leva aí moito tempo. O alcalde ten que poñer máis as botas e saír a ver o que hai no pobo», se lamentaba. Juan considera que Terra de Porto es una zona condenada a sufrir inundaciones a no ser que se acometan obras de envergadura para resolver un problema generado por un río enterrado y un relleno de zona de mar.

El río tapado

La lluvia ocasionó serios problemas en O Grove. Pero no solo en esa localidad. En toda Arousa sur hubo inundaciones. En Cambados, los vecinos de una zona de la Avenida de Vilagarcía revivieron, también, los anegamientos de 2006. «Nesta zona nunca se recordaban problemas de este estilo», aseguraban ayer Carlos Oubiña y Maruja Parada. Comenzaron estos, aseguran, cuando una urbanización ocupó parte del regato de A Vianesa, cortando el paso natural del agua y empujándola en todas las direcciones. El resultado es que, con lluvias intensas, la casa de Maruja queda incomunicada cuando la lluvia arrecia. «Isto era un mar. Foi menos que no 2006, porque daquela había ata olas, pero foi bastante. Chegaba a auga a altura das escaleiras da casa», tres escalones que en este caso, le dieron la vida. El camino que da acceso a su vivienda, sin embargo, no tuvo quien lo salvase. El agua - corriendo, corriendo-, destrozó el firme. Ayer por la mañana, operarios del Concello procedieron a echar tierra para arreglar el desaguisado. Pero no llegaron hasta la casa de Maruja por ser un camino privado. «Por un metro tampouco lles pasaba nada», se lamentaba ella.

Carlos, que vive muy cerca, asegura que «o que nos librou este ano foi que estivera a marea baixa. Se chega a estar alta, non sei ata onde ía chegar a auga». Él y su familia viven pendientes de las previsiones de lluvia, para «sacar os coches e levantar as cousas que temos no baixo por se acaso».

Y es que, de unos años para aquí, en cuanto llueve con cierta intensidad el agua se les cuela dentro del garaje, arramplando con todo lo que encuentra a su paso. Él no está dispuesto a resignarse ante un problema que, dice, han creado otros. Así que se dirigirá al Concello y a Augas de Galicia para que comprueben la situación del regato que circula por la zona y para que se aseguren de que este vuelve a discurrir por dónde le corresponde. «Non podemos seguir pagando nós os erros que cometeran outros».

«O que nos salvou foi que o mar estaba baixo. Se non, a saber onde chegaba a auga», dicen

El PP asegura que el modelo de ciudad de Varela «hace aguas»

Las lluvias registradas el jueves también ocasionaron problemas en Vilagarcía. Según el PP, las inundaciones registradas «pusieron en jaque a toda la ciudad» y dejaron en evidencia que «el modelo de ciudad promovido por Alberto Varela hace aguas y ha fracasado con estrépito en la búsqueda de soluciones para luchar contra los efectos que provocan los temporales». Afirman los populares que el gobierno «perpetúa los errores de diseño de sus predecesores socialistas ya que se inundan hasta las obras recién estrenadas, lo que convierte, nunca mejor dicho, a este concepto urbanístico en puro papel mojado». En ese contexto, el PP palpa un «creciente descontento» entre los vecinos de la capital arousana ante este tipo de episodios.