Medio centenar de ballenas han visitado las Rías Baixas en dos años

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

O GROVE

cedida

El instituto BDRI identifica a cincuenta ejemplares distintos de rorcual común

26 ago 2019 . Actualizado a las 21:00 h.

El Bootlenose Dolphin Research Institute se instaló hace cuatro años en O Grove para estudiar la fauna y el estado del medio marino en las aguas de las Rías Baixas. Desde el 2017, el organismo que dirige Bruno Díaz centra una parte de su atención en las grandes ballenas, realizando avistamientos y tratando de identificar a cada uno de los ejemplares que transitan las aguas de la plataforma continental gallega entre Fisterra y A Guarda. Ahora, el BDRI hace un primer balance de esta actividad y resalta que, en los últimos dos años, ha sido capaz de distinguir medio centenar de individuos distintos de rorcual común, una especie que puede alcanzar una envergadura de veinte metros. Este es, al menos, el tamaño del mayor de cuantos han sido localizados frente a las Rías Baixas.

«Queremos conocer sus rutas migratorias y sus hábitos sociales, calcular su abundancia y comprobar si se trata de visitas puntuales o recurrentes», indica el doctor en Ecología que coordina el trabajo del instituto. La labor desarrollada hasta ahora constituye un paso previo para la extracción de conclusiones en profundidad sobre el comportamiento de los mamíferos marinos por lo que respecta a su presencia en Galicia. Este catálogo de cincuenta individuos que el BDRI contabiliza permitirá cotejar sus datos con la información de organizaciones similares, implantadas en lugares como las islas Azores, que los rorcuales comunes frecuentan en primavera y verano.

La semana pasada, el equipo de O Grove identificó a siete ballenas de estas características, cuatro de ellas en un mismo día. «De momento, las hipótesis y los trabajos ya publicados nos muestran que los rorcuales comunes vienen a alimentarse a nuestras costas, sobre todo a finales del verano», explica Bruno Díaz. Se trata de un período particularmente provechoso para ellos, puesto que aprovechan el afloramiento de las rías (la renovación del agua con nutrientes procedentes del fondo oceánico) y las aguas costeras poseen gran cantidad de plancton. «Ahora, sin duda, tenemos un pico en Galicia», confirma el director del BDRI.

En cuanto a las clases de cetáceos que visitan las Rías Baixas con mayor frecuencia, y al margen del rorcual común, el instituto ha avistado ballenas azules y jorobadas. Tampoco es extraña la aparición del rorcual aliblanco. El joven ejemplar que en mayo nadó en A Illa de Arousa pertenece, precisamente, a esta especie.

El rorcual viene a la plataforma continental galaica a alimentarse, sobre todo en otoño

«Galicia siempre fue una tierra ballenera, lo que sucede es que antes no había estudios»

A la vista del incremento de información sobre los hábitos de los cetáceos en las Rías Baixas, podría pensarse que su presencia se ha incrementado en los últimos años. En realidad, se trata de una apreciación que solo podrá contrastarse a partir de ahora, por la sencilla razón de que no existen datos que permitan establecer ninguna comparación. Es, precisamente, el trabajo de los investigadores del Bootlenose Dolphin Research Institute, junto al la labor de organizaciones como la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (Cemma), lo que está permitiendo conocer el comportamiento de los mamíferos marinos y su relación con Galicia. «Esta siempre fue una tierra ballenera, lo que sucede es que antes no había estudios al respecto», confirma Bruno Díaz.

Basta recordar que el último rorcual abatido en aguas gallegas cayó en 1985, cinco años después de que el Rainbow Warrior original fuese apresado por la Armada cuando trataba de impedir que la flota de Massó siguiese matando ballenas. Si se cazaban aquí es porque frecuentaban nuestras costas. Lógica elemental. El caso es que el nivel de concienciación sobre la supervivencia de los cetáceos parece firmemente asentado. Y a ello contribuye el trabajo de divulgación del BDRI. A través de sus avistamientos sabemos que los rorcuales comunes se desplazan mucho y que sus movimientos frente a las Rías Baixas se circunscriben a una franja que oscila entre unas pocas millas más allá de las Illas Atlánticas y el límite de la plataforma continental, a doce o quince millas de la costa.