Ingresados en el «horno» del Provincial

m. a. cristina barral O GROVE / LA VOZ PONTEVEDRA / LA VOZ

O GROVE

B.D.

Familiares de pacientes en la cuarta planta relatan cómo soportan el intenso calor

23 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Miércoles, a las 10 horas. El calor que sufre la ciudad de Pontevedra -con el mercurio marcando una máxima de 31 grados para esa jornada- se deja sentir ya desde bien temprano en el Hospital Provincial de Pontevedra. La cuarta planta del inmueble sanitario es un hervidero a esas horas, además del epicentro de las elevadas temperaturas. Cuanto más arriba, dicen, pega más el calor. Las enfermeras pasan revista a los pacientes ingresados, mientras algunos familiares esperan en la puerta. Más de uno, abanico en mano.

La sensación térmica en el pasillo de la cuarta planta contrasta con la temperatura mucho más suave que hace en el exterior del edificio, que es de 23 grados a esas horas. Un cartel pegado en una puerta avisa, de alguna forma, de lo que está por venir. «Por favor, mantengan las puertas cerradas para que los sistemas de ventilación sean eficientes. Gracias». Por esos sistemas de ventilación hay que entender ventiladores de aspa y de torre y algunos equipos autónomos de frío. El pasado 13 de agosto treinta familiares y pacientes registraron un escrito dirigido al gerente del área sanitaria, José Ramón Gómez, en el que reclamaban con urgencia inversiones en el Hospital Provincial para combatir sus «deficiencias» y las elevadas temperaturas que padecen cada verano enfermos, acompañantes y trabajadores sanitarios. Lo que piden, «que los pacientes no sufran más que por sus dolencias».

Uno de los firmantes de ese escrito es José Luis Fariña Cerviño. Recibe en la habitación 415 de la cuarta planta, el «horno» del centro sanitario. Desde hace días está ingresado su padre, Samuel Fariña, con graves problemas de corazón y respiratorios. Aunque débil, cuenta que hoy su progenitor está mejor de salud y de ánimo. Samuel, con el oxígeno puesto, está sentado en una silla. La persiana baja con el sol queriendo colarse ya por las rendijas. A pocos metros, encima de una silla, un ventilador. Comparte habitación con otro paciente. Hijo y padre, de Moraña, están resignados, pero no se callan.

«Esto es terrible. No refresca ni de noche. Es tercermundista tener a la gente así», se lamenta José Luis. Comenta que todavía no han recibido respuesta de la EOXI de Pontevedra y O Salnés al escrito presentado. Tampoco esperan demasiado. José Luis sostiene que la Administración no quiere hacer una inversión importante en un hospital que tiene los años contados al estar proyectada la ampliación de Montecelo. Lo que sí tiene claro es que por lo menos quejarse en voz alta servirá para que se conozca lo que ocurre dentro de las habitaciones y en los pasillos.

En otro cuarto están dos hermanos, Daniel y Vicente Torrejón, de O Grove. Acompañan a Carmen, su madre, que también está ingresada en la cuarta planta. En su caso, tienen la persiana y la ventana abiertas para ventilar la estancia, que también comparten con otro paciente. La habitación da a la entrada principal de Loureiro Crespo. Daniel no tiene inconveniente en contestar.

«Como o levamos? Pois esta é a nosa segunda onda de calor do verán. Levamos moitos ingresos con mamá; ela non é que se queixe moito, pero hai que sacarlle a suor e ten que beber porque se deshidrata. Ata as dúas da mañá non entra algo de aire», explica Daniel. Tanto él como su hermano Vicente creen que tiene que haber otras alternativas para no hacer más complicada la estancia de los pacientes. «Temos un ventilador, pero o único que fai é remover o aire quente», se queja. Una enfermera entra en la habitación para tomar la tensión a Carmen, su madre. Esta profesional confiesa que lleva diez años trabajando en el Provincial y que sabe bien de lo que hablan.