Los concellos buscan fórmulas para asumir el aluvión turístico

Bea Costa
bea costa VILAGARCÍA / LA VOZ

O GROVE

MONICA IRAGO

Los alcaldes están encantados con la afluencia de gente pese a los problemas que plantea en materia de tráfico y limpieza

20 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

A falta de cerrar las estadísticas del verano, los datos disponibles y la impresión generalizada es que hay mucha gente; en la carretera, en los mercados, en los bares... O Salnés es un perfecto exponente del bum turístico que está viviendo Galicia en los últimos tiempos, y bienvenido sea. Así lo perciben, al menos, desde los concellos que valoran el fenómeno en clave económica. «Hai problemas, pero todo o mundo é ben recibido. Que no Grove haxa atascos en agosto é un bo síntoma, sinal de que isto estase recuperando. O que me preocuparía é que no verán non houbera tráfico», señala el alcalde grovense, José Antonio Cacabelos. «Queremos que venga mucha gente, eso da vida al pueblo», indica el alcalde de Vilanova. Y el isleño Carlos Iglesias abunda en esta idea. «Estamos encantados con que veña todo o mundo».

La marea humana que ha inunda O Salnés no solo es fruto del turismo. Agosto es el mes por excelencia de las fiestas, lo cual deja importantes aglomeraciones, caso del Auga en Vilagarcía, el Albariño en Cambados o la Romería Vikinga en Catoira. Pero hay otras convocatorias que, a priori, no son tan multitudinarias y que está arrastrando a miles de personas, caso de las citas gastronómicas de cada fin de semana en A Illa o las fiestas de Vilanova, donde seis mil personas llenaron el jardín Umbrío el pasado fin de semana al reclamo de Panorama.

Vilagarcía se sale del perfil de otros municipios con más tirón playero. La oferta hotelera es mucho menor que en O Grove o en Sanxenxo, pero también constatan un notable aumento de población este verano. «Tenemos un turismo muy fidelizado que se transmite de generación en generación. Hay mucha segunda residencia y alquiler», según explica el alcalde, Alberto Varela.

Más operarios y más policías

Este flujo de gente deja muchos ingresos que redundan, especialmente, en los negocios de hostelería y el comercio, pero también tiene un precio. La población de la comarca se duplica y esto se traduce en el doble de basura, de consumo de agua y de coches en las carreteras. Los concellos se ven obligados a reforzar los servicios públicos en verano, especialmente en lo que afecta a la limpieza, seguridad y, por supuesto, playas. En Cambados, por ejemplo, han tenido que contratar a una empresa para mantener limpio el pueblo durante el mes de agosto, lo que ha supuesto un refuerzo de la plantilla en veinte personas, con un coste adicional de 28.000 euros para las arcas locales. En O Grove aún no han dado este paso y siguen arreglándoselas con el personal municipal, pero el alcalde ya avanza que para el 2018 algo habrá que hacer en este sentido. «

No 2016 houbo un cambio cuantitativo moi importante e este ano está pasando o mesmo. A ponte de agosto triplicamos a poboación. Rebentamos. Para o ano haberá que reformular o tema

», señala Cacabelos.

Las policías locales reciben refuerzos en verano gracias a la contratación de los auxiliares -con la excepción de Vilanova que renuncia este plus de agentes-, pero nunca son suficientes. «A nós os catro policías que temos non nos chegan, están tendo moito traballo. Temos un concello de cinco mil habitantes e a pasada fin de semana chegaron a contar quince mil coches, que é moito para nós», explica el regidor de A Illa. En este municipio, al igual que ocurre en O Grove, dado su carácter insular y peninsular, respectivamente, el problema se agudiza al tener un único punto de entrada y de salida. El puente que desemboca en O Bao y la carretera de Ardia se quedan pequeños para dar cabida a la cantidad de vehículos que reciben este mes, lo que ocasiona los consabidos atascos, especialmente en horas punta de entrada y salida de las playas. En A llla están pensando en habilitar aparcamientos disuasorios a la entrada del pueblo y crear un servicio de préstamo de bicicletas con el fin de retirar el tráfico de las exiguas calles del centro, pero, en el mejor de los casos, no será hasta el 2018 y todo va a depender de una subvención de Europa.

Pese a todos estos inconvenientes, los alcaldes afirman que la prestación de servicios está garantizada con las plantillas municipales y el personal de los planes de contratación. Pero no ocurre así en todas las administraciones, afirman. El de A Illa ya ha puesto el grito en el cielo porque en el centro de salud del municipio faltan médicos.