El exalcalde de O Grove deja la primera línea política satisfecho con el trabajo hecho durante sus gobiernos
30 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Aunque acostumbra a comer más fuera que en casa por razones profesionales, Miguel Ángel Pérez tiene dominados los fogones. En este caso apostó por una receta sencilla y saludable. Una ensalada de bacalao y pimientos asados que, a pesar de no ser muy laboriosa, si lleva su tiempo. «Unha vez desalado o bacallau, hai que trocealo e poñelo a macerar durante un par de horas nun bo aceite», indica. Echa, así, un chorro generoso, que acompaña de un poco de perejil. Han pasado ya unos cuantos años desde que el exalcalde de O Grove terminó sus estudios en el Centro Superior de Hostelería de Galicia, en Santiago, pero las lecciones aprendidas (y puestas en práctica) no las olvida. «Todo o que hai no prato debe comerse», señala sobre la pulpa de tomate y aceitunas negras que coloca estratégicamente para hacerlo visualmente más atractivo. Además de estar bueno, tiene que parecerlo.
Aunque apostó por opositar y dar el salto a la administración, Pérez se curtió primero en la empresa privada. Sus inicios fueron en su tierra, en el Gran Hotel de A Toxa, de donde dio el salto a Canarias. «Estiven traballando alí durante un tempo, para despois volver e participar na apertura dun hotel e rexentar un restaurante en Sanxenxo», recuerda. Una actividad ajetreada que no impidió que terminase decantándose por la función pública. Continuó manteniendo algunas colaboraciones pero «cada vez eran máis esporádicas».
Asentado en Pontevedra, los vínculos con su tierra se mantenían intactos. De esos lazos, uno de los mejor atados es el que le unía al Clube Marítimo Deportivo e Cultural Breogán, del que fue directivo. Fue este papel el que hizo que la que era por aquel entonces alcaldesa de O Grove, la popular Lina Bernárdez, viese en él un bueno número dos para las listas de las elecciones de 1991. Fue su primera incursión en política. No imaginaba lo que quedaba por venir.
A pesar de que asegura que ese primer recorrido «pareceume unha boa experiencia», Miguel Pérez decidió no repetir para volverse a centrar en su trabajo. ¿Los motivos?. La distancia que separan a un acontecimiento positivo de uno que genera entusiasmo. Lo suficiente para dejarle con un buen sabor de boca, pero insuficiente para repetir. «Se no 1995 me propuxeran ser o cabeza de lista en lugar de ir como segundo a resposta sería a mesma», asegura. De aquellos años se queda con los avances dados en torno a la Festa do Marisco. «Era unha materia pendente. Levábanse moitos anos dicindo que había que facer cambios e aproveitei a concellería de Cultura, a fronte da que estiven na segunda parte do mandato tras un acordo cos Independentes, para montar un padroado que permitise consensuar as decisións coa hostalaría», rememora. También instalaron por primera vez las carpas y establecieron medidas higiénico-sanitarias.
Con las siguientes elecciones regresó al partido. Lo hizo de primero de lista, y para quedarse. Fueron muchos años en la alcaldía y otros cuantos en la oposición. Se retiró de la primera fila en el congreso que los populares tuvieron el pasado mes de marzo y, tal y como sigue manteniendo, lo hará de la corporación «máis pronto que tarde». Sobre si es doloroso dar un paso atrás, Miguel Pérez afirma que «eu pretendía telo dado antes». «Todo ten o seu espazo e o seu momento e eu penso que xa chegara o de deixar a política e dedicarme a outra cosa, estou feliz», indica. Una felicidad de la que no gozó en algunos momentos en la alcaldía. Las dos situaciones que le supieron más amargas tienen forma de proyecto a medio camino: la elaboración del plan de ordenación municipal, que tantos malos ratos le hizo pasar; y la creación del Centro de Investigación de Carpintería de Ribera (Cicri), que llegó a dibujar en el centro de O Grove.
«Aínda que foi ridiculizado polos grupos da oposición, tiña moito sentido, sería un complemento perfecto do Espazo Museístico Salgadeiras de Moreiras ao poñer en valor a identidade de O Grove. Quedoume unha pena terrible por todo o que supoñía. Non eran castelos no aire, xa tiñamos máis da metade do financiamento», lamenta. A pesar de los obstáculos, asegura que está «orgulloso e tranquilo coa xestión levada a cabo». Entre los motivos de orgullo, se encuentra la promoción realizada del municipio, la mejora en las arterias principales que llevan a O Grove, los cursos impartidos en el centro formativo de Monte das Flores y los paseos del centro meco y Pedras Negras. Por todo ello, asegura que se va contento. También por que le gusta el relevo. «É unha magnífica profesional», dice de Beatriz Castro. Pronto pasará a mero observador. Tal y como apuntó en un principio, unos vienen y otros se van.