El tiempo entre plantaciones ecológicas

marina santaló O GROVE / LA VOZ

O GROVE

MARTINA MISER

La grovense cultiva con mimo «un poco de todo» en su propia huerta y en la del cocinero Javier Olleros

04 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Ante las adversidades, pueden descubrirse dos tipos de personas: las que no logran sobreponerse y las que se obligan a darse una nueva oportunidad. Adelina Padín se encuentra en el segundo grupo. Tras sufrir un accidente que le impidió seguir trabajando en la manufactura de cristal, optó por reinventarse. Por darse la oportunidad que siempre le rondó por la cabeza pero que no había consumado al llevarle la vida por otros derroteros. Era el momento. Compró una explanada de tierra y, en el 2000, creó en ella su propio huerto. «Sempre estivo na miña mente. Dende que era nena, canto máis observaba, máis interese espertábame», señala sobre la agricultura ecológica. A la que fue su afición durante años, ahora le dedica su vida. Puede sonar exagerado pero quien la vea mimar sus plantación, solo puede lamentar que no comenzase antes.

Siempre tuvo las cosas claras pero no pudo escoger. «A miña ilusión era ir a Universidade pero non puido ser», cuenta. Suplió ese deseo con los libros que le fueron regalando unos y otros cuando su curiosidad por las plantas se hizo evidente ante los ojos del resto. Leyó, y sigue leyendo, mucho. «Incluso, de culturas distintas», señala para explicar de donde sacan todos esos conocimientos que hacen que muchos restaurantes de O Grove se decanten por los productos de su huerta. A la lectura, le acompañó su capacidad de observación. Se creó así el binomio perfecto. «Quedaste con algo e logo o buscas. Por exemplo, porque unha flor crece nun lado e non en outro», explica. Los libros fueron así dando respuesta a unas dudas que no surgen en quién no se detiene a mirar.

En las páginas de Rudolf Steiner descubrió la permacultura. Este sistema de cultivo es, junto a la biodinámica, el más empleado por Adelina. Ambos utilizan recursos naturales y permiten colaborar con el medio ambiente. Supone, además, «traballar sen esforzo físico». Algo que le facilita el trabajo. «Entre os primeiros quince e vinte centímetros da terra é onde está a vida. Se a removes, sóbese a superficie. Por iso, eu non a toco», explica. Es de las que piensa que, a veces, «o ser humano tende a interromper os procesos naturais». Que Adelina no lo haga, no significa que su trabajo se vea reducido. Está a favor de recuperar los sistemas ancestrales y de llevar a cabo una exhaustiva observación con el fin de «aportar as carencias que poida haber».

Se trata de una labor que requiere, además de conocimientos, de adecuar los horarios a las exigencias de la naturaleza. «Cando o tempo está húmedo e de choiva, os caracois esperan a que se meta o sol para saír», relata. Y ella, aguarda por ellos. Es la única forma de comprobar si existe o no una plaga ocasionada por «os bichos nocturnos». Su aliada en estas exploraciones es una linterna, con la que recorre la huerta de forma sigilosa. También vigila si se producen fenómenos como un exceso de radiación solar y alerta sobre un cambio en los factores climáticos. Otro ejemplo. «Os repolos e as árbores froiteiras necesitan frío. En xeral, hai virus que morren coa baixada das temperaturas», detalla sobre una condición climática que tardó en producirse este año. «Sentiron o outono cando empezou o inverno, nos saltamos una estación», explica.

A pesar de los cambios en el tiempo, en la huerta de Adelina pueden verse en este momento ajos, cebollas remolachas, zanahoria, coliflores y alcachofas, entre otros productos. Para plantarlos se rige por la asociación de cultivos para «axudar a unhas plantas con outras». A pesar de que se muestra precavida para evitar dar consejos que no resulten como deberían, sí señala que «todas as plantas teñen uns elementos naturais que deben aproveitarse». Plantar ajos a lado de patatas sirve así para evitar que estas últimas contraigan Meldiu (la enfermedad más importante que pueden coger) gracias al azufre de sus vecinos de la plantación. A la hora de hacer infusiones es cuando mantiene la prudencia: «Importa que parte da planta utilizase, cómo dilúese e en cánto tempo. En función diso, poden ser unha medicina, unha droga ou un veleno».

Culler de Pau

Además de su huerta, Adelina trabaja la de Javier Olleros. «

Nós reencontramos fai dez anos. Enterouse de que tiña unha horta e viño a verme

». A partir de ahí comenzó la relación comercial que garantiza que el chef conste de los mejores productos en su restaurante, Culler de Pau. Entre una y otra huerta, ubicadas a corta distancia, se pasa Adelina el día. Trabaja también para restaurantes como Pan de Millo y Meloxeira y con una distribuidora.