«Antes se traballabas duro saías adiante; agora con traballar non chega»

Rosa Estévez
rosa estévez O GROVE / LA VOZ

O GROVE

Empezaron de cero y lograron dejar a sus hijos unos negocios que hoy se agitan con las turbulencias de un mundo distinto

18 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Isolino y Aurita se alegran al verse. Se conocieron siendo unos rapaces, en el Gran Hotel, donde se estaba forjando sin que nadie lo supiese el bum turístico que iba a marcar el futuro de O Grove. Como ellos, muchos de los mecos que tuvieron la audacia de abrir un hotel o un restaurante recibieron en A Toxa sus primeras lecciones. Otros, como Pepe e Isabel, bebieron de los hoteles en los que trabajaron en Suiza.

Puede que no todos compartan escuela, pero los pioneros del sector hostelero de O Grove comparten la receta del éxito. No lleva muchos ingredientes: solo hay que mezclar una buena dosis de valor para invertirlo todo en un negocio, y mucho trabajo. «Tivémolo moi difícil; traballamos moito. Estabamos na recepción, facíamos as camas e eramos os porteiros de noite. Pero se traballabas duro saías adiante; agora con traballar non chega», razonan los veteranos. El mundo en el que ellos abrieron sus negocios no tiene nada que ver con el de hoy en día. «El Amandi -narra Ángel Mourelos- tenía tres televisiones y se alquilaban a las habitaciones. Ahora eso es impensable, tiene que haber una televisión en cada habitación. Los negocios han cambiado mucho».

Los negocios están más profesionalizados. No les queda otra: «El que viene de fuera quiere tener en nuestros hoteles los mismos servicios que en uno de Levante», dice Álvaro, del Mirador Ría de Arousa. «Y a la gente la tienes que sorprender una y otra vez, tienes que estar a la altura de sus expectativas», recalca Ángel Mourelos, «aunque sus expectativas no se correspondan con su presupuesto», completa Inma, del hotel Isolino.

Quien no lo logre se puede ver penalizado con una mala crítica en Internet. Y es que la Red ha venido para revolucionar el sector. Para lo bueno y para lo malo. Ahora ya nadie «chega pola porta» de un hotel sin antes haberse enterado de cómo es, de qué ofrece. «Moitas veces velos na porta, facendo a reserva dende o teléfono», dicen los veteranos. Sus hijos les dan la razón. Y, aunque a ellos el fenómeno no les resulta tan difícil de entender, reconocen que les quita un poco el sueño. A fin de cuentas, ese es uno de los factores que hacen que el negocio de la hostelería, hoy, «sexa moito máis esixente, máis estresante» que antes. Hay que atender al establecimiento, a los clientes, a las agencias y a Internet, convertida «nunha folla de reclamación pública».

Y hay que hacerlo todo desde negocios que siguen siendo familiares. O que, según afirma el cónclave reunido por La Voz, precisamente por ser familiares siguen vivos. «Aquí en Galicia, a hotelería facémola rendible nós, a forza de estar a familia pendente de todo». A fuerza de trabajo y más trabajo, de imaginación y de capacidad de reinventarse y de seducir. Menudo reto.