El 8 le dio medio millón a los placeros de Vilanova

Bea Costa
bea costa CAMBADOS / LA VOZ

O GROVE

MARTINA MISER

El sorteo de la ONCE dejó veinte premios de 25.000 euros en la localidad; el gordo de 9 millones se fue a Avilés

22 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La fiesta ya fue el sábado, pero, con todo, a Marina Martínez, la quiosquera de la plaza de abastos, todavía le quedaban ayer ganas de celebrarlo. El sábado abrió el champán en su casa, que las burbujas de la alegría no son patrimonio exclusivo de la Lotería de Navidad, y ayer presumía con la ampliación del cupón ganador. Marina es una de las veinte personas afortunadas con el premio de 25.000 euros al cupón que dejó el sorteo de la ONCE del pasado viernes. La suerte llegó con el 98538 y la repartió Modesto Laya Chantada, el vendedor que se encarga de las ventas en este municipio desde hace un año. En los ocho anteriores trabajó en Vilalonga, en San Vicente de O Grove, en Cambados, en el ambulatorio de Vilagarcía, en Barrantes y llegó hasta A Estrada. Y fue en su patria chica, él es vecino de Tremoedo, donde tuvo la fortuna de dar su mayor premio: medio millón de euros.

La campanada podría haber sido mayor porque en el sorteo de los viernes hay un premio de 9 millones de euros a la serie. Pero ese se fue para Avilés, se lamentaba ayer Modesto, «que senón si que ía ser boa».

La mayoría de los afortunados llevaban tiempo persiguiendo la suerte. Los vendedores de la plaza de abastos de Vilanova juegan desde hace años el mismo número, siempre terminado en 8, que Modesto les reserva con nombre y apellidos: entre los agraciados hay peixeiras, carniceros, la quiosquera… Frente a su alegría contrastaba la de Lola, una clienta que también suele ser fiel al 8 de la plaza y que, la semana pasada, no lo cogió. «Cando lle dixen que tocara, quedou pálida», relata Modesto. No fue la única que se llevó un chasco. Hay placeros que no juegan a la ONCE, o que prefieren coger otro número, así que el sábado no pudieron más que celebrar el premio como meros espectadores. «Tamén hai unha muller que tiña o pai que sempre levaba este número, pero morreu, e deuse de baixa. E agora vai e toca».

Por si acaso, Modesto siempre se los reserva y, si no los llevan, acaba él quedándose con los cupones sobrantes. Pero el viernes encontró quien se los comprara en un bar y, claro, los vendió. «Senón tería eu tamén 50.000 euros», explicaba ayer.

Pese a todo está feliz. «Confórmome con que lle toque aos demais, porque a xente comigo pórtase de marabilla». De momento, además de dar alegrías, Modesto ya ha conseguido sacar réditos económicos del asunto. Ayer, pese a no ser un buen día de plaza, ya vendió más cupones que cualquier otro lunes, y hace cálculos de que los veinte cupones del 8 de la plaza se van a quedar cortos. «Vou ter que pedir que me dean máis. Estame comprando xente que nunca compraba, pero isto vai durar só unha temporada».

Veinticinco mil euros no hacen rico a nadie aunque seguro que sacan de un apuro a más de uno y permiten darse algún que otro capricho. «Con estes cartos vou facer moitos pago e imos pasar un Nadal moi bo», comentaba la quiosquera que, cosas de la vida, el sábado estaba más pendiente de saber si le había tocado la cesta que sortea la plaza de abastos que del cupón. Su despensa quedó como estaba pero su cuenta bancaria ha engordado de golpe.

Para Modesto, el del 98538 ha sido su mayor premio. Algunos miles sí repartió a cuenta de terminaciones de las cuatro últimas cifras del cuponazo, del número anterior y posterior del primer premio y con el rasca, pero medio millón son palabras mayores. «Eu soñara isto moitas veces», aseguraba ayer y, los sueños, como dice el anuncio, a veces se cumplen. Con diciembre a las puertas, las expectativas están puestas, sobre todo, en el sorteo de Navidad, pero seguro que este año muchos van a poner sus esperanzas, también, en la ONCE.

Lola, una clienta habitual de ese número, no lo compró esta vez y se quedó de piedra

El mismo día que tocó el premio se sorteaba la cesta de Navidad de la plaza de abastos

La gente persigue la suerte. Modesto vendió ayer más cupones de los habituales un lunes