Javier Losada Carballo escuchó el grito de auxilio de los refugiados sirios y lo persiguió cuando la ONG Moas le propuso el viaje. Este guardacostas grovense que decidió unirse a las labores de rescate en Grecia y en Turquía, frente a la crisis migratoria que afloraba -y aflora- con la guerra de Siria, será homenajeado este jueves con la insignia de Ouro do Mar.
Quince días de voluntariado le han bastado para querer regresar a ese punto negro del Mediterraneo donde miles de personas se dejan la vida en su intento por huír de las bombas. «Derrota de Europa» es la respuesta que da este gallego de treinta y ocho años al preguntarle por lo que allí se encontró, ante la imposibilidad de los poderes políticos de frenar esta oleada de muertes o en el mejor de los casos, de vidas en el limbo de los campos de refugiados.
«La verdad es que veo una solución negra. Es un problema con muchos intereses en juego», contesta al hablar de una posible resolución del conflicto. Javier analiza tambien las noticias que llegan a los ciudadanos españoles. «La información de la guerra es incompleta y en relación a la crisis de refugiados, es bastante lejana a la crudeza de la situación que allí te encuentras». Las mafias o la imagen de familias destrozadas por la muerte se alejan, dice, de las cifras vacías que llenan asiduamente las redacciones del país.
«Es complicado que la gente ayude directamente porque tienen familias y trabajos que atender pero también pueden colaborar por otros medios», apunta al referirse a las decenas de asociaciones que facilitan en la comarca la asistencia económica, para auxiliar este problema que continúa reclamando la mirada urgente de Occidente.