Piden 21 años de cárcel por trata de personas para los gerentes de un club de alterne de Meis

Rosa Estévez
r. estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

MEIS

CAPOTILLO

Un hombre y una mujer se enfrentan a un año más de cárcel por favorecer la inmigración ilegal y el varón, a otro más por agresión

15 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La sección cuarta de la Audiencia Provincial juzgará esta semana un caso de trata de seres humanos y prostitución coactiva. Los hechos que narra el fiscal en su escrito de acusación son terribles, un espejo de la peor cara de una sociedad en la que las mujeres siguen siendo vistas por demasiados ojos como meros objetos. Como mercancía privada de derechos. En el banquillo de los acusados se sentarán un hombre y una mujer. Él es brasileño, ella rumana, y los dos gestionaban el club de alterne Pigalle, en Meis, a comienzos del año 2018. En julio, agentes de la Guardia Civil realizaron una inspección en el local, donde encontraron a tres mujeres con tres historias que contar. Historias de engaños y de abusos que serán analizadas por el tribunal.

Según el relato de hechos presentado por el fiscal, los dos acusados tenían contactos en Venezuela. Contactos que, «llevados por el propósito de obtener un lucro económico, planificaron captar a mujeres de ese país que estuvieran en situación de grave penuria económica y, aprovechándose de esa circunstancia, lograr que se trasladaran a España a ejercer la prostitución en el citado club».

Esa fue la oferta que le realizaron a una mujer que vivía en Guaneras. «Tenía a su cargo tres hijos menores de edad y a su madre, y subsistían con muchas penurias económicas». Así que cuando le propusieron volar a España y ejercer la prostitución, aceptó. Para lograr entrar en el país, los responsables del local le remitieron billetes de avión, una reserva de un hotel y dinero en efectivo, a fin de que pudiese fingir que entraba en el país como turista, dice el escrito de acusación.

Entrada ilegal

Ese mismo mecanismo se utilizó para introducir en España a otras dos mujeres, también de Venezuela, según el fiscal. Eran dos mujeres en situación vulnerable: una con un niño pequeño y una joven de 18 años que tuvo que abandonar los estudios por falta de dinero. A las dos se les prometió un trabajo de camareras y se les ocultó, dice el fiscal, «la verdadera actividad que iban a realizar».

Las tres llegaron al local de alterne entre marzo y abril de 2018. A las tres les comunicaron, nada más llegar, que tenían adquirida una deuda con el club. Dos de ellas descubrieron entonces que, lejos de hacer camas y limpiar, iban a tener que «incitar a los clientes de una forma sexi para conseguir que las invitaran a una copa o que pidieran sus favores sexuales». Y que sus ingresos pasarían a ser íntegramente del hotel hasta haber saldado su deuda. No dudaban en amenazarlas para disuadirlas de cualquier intento de huir. La más joven presuntamente sufrió una agresión sexual.

El fiscal pide para cada uno de los acusados 21 años de prisión por tres delitos de trata de seres humanos y prostitución coactiva. También, un año más para cada uno de ellos por facilitar la inmigración clandestina. Y el varón que se sienta en el banquillo de los acusados afronta una petición de un año más por agresión sexual. Además, se pide que indemnicen de forma conjunta y solidaria a las víctimas con entre 1.220, 2.350 y 2.710 euros por «el dinero ilícitamente obtenido», y 6.000 euros a cada una por daños morales.