Acoso a los directivos de los cazadores de Meis: amenazas telefónicas y un jabalí desmembrado en la puerta de casa

Rosa Estévez
rosa estévez MEIS / LA VOZ

MEIS

MONICA IRAGO

Todo comenzó en diciembre, poco después de las elecciones, y tras una pausa los ataques volvieron la víspera de Reyes; ya hay interpuesta denuncia

10 ene 2022 . Actualizado a las 22:45 h.

«Tes os días contados, desgraciado. Voute matar». El mensaje llegó claro y conciso a Camilo Otero, presidente de la Sociedad de Caza de Meis. Era medianoche de un día de comienzos de diciembre y la llamada llegaba de un número oculto. La conversación lo dejó de piedra, pero de alguna manera lo preparó para todo lo que estaba por venir. Para empezar, a las dos de la madrugada lo despertó un fuerte estallido: un petardazo que sobresaltó a toda la casa. A la mañana siguiente, cuando se levantó y se asomó a la ventana, el corazón se le encogió: en medio del camino de acceso a su casa vio un bulto en el suelo. «Pensé que me habían matado al perro», relata. No tardó en comprobar que no era ese el animal que yacía en el cemento. «Me habían dejado la cabeza de un jabalí en la entrada, y repartido por ahí las tripas y otros trozos del cuerpo», señala Camilo, que nunca imaginó verse envuelto en una historia que parece «sacada de una película de la mafia o algo así».

Este vecino de Meis tiene claro que estos ataques tienen que ver con la Sociedad de Caza, en la que en el mes de noviembre se celebraron elecciones. Aunque había otra candidatura, la cita electoral la ganó el equipo que él encabezaba y que tiene una postura clara sobre las políticas de admisión de asociados. Una postura que no gusta a todo el mundo, y de ahí vendrían, explica, «los incidentes, amenazas e incluso actos delictivos que no han dejado de sucederse contra los integrantes de la lista ganadora». Porque esta historia con tintes de cine negro salpica también otros miembros de la nueva directiva.

Cuando se produjeron los primeros ataques, también el tesorero del nuevo órgano rector sufrió la explosión de un artefacto pirotécnico en la puerta de su casa. De aquellos hechos fue informada la Guardia Civil, ante la que sin embargo no se presentó denuncia. El ambiente pareció calmarse y los ataques cesaron. Pero solo durante un tiempo.

El 5 de enero, cuando estaba viendo un partido en casa, Camilo se vio sobresaltado por dos nuevos petardazos. Esta vez sonaron muy cerca, «tuvieron que entrar dentro de la propiedad», relata. Además, tanto en portales de su casa como en otros puntos de Meis aparecieron pintadas insultantes. Fue entonces cuando su paciencia se agotó y formuló una denuncia ante la Guardia Civil. «Estamos hablando de hechos muy graves», señala el presidente de la asociación de cazadores. «Si lo que buscan con estos ataques salvajes es que abandonemos la dirección de la asociación, no lo van a conseguir», dice el equipo que encabeza Camilo. Desde el mismo lamentan «la falta de argumentos y la poca dignidad de quienes no son capaces de aceptar las normas democráticas e intentan amedrentar y boicotear a los representantes electos de la asociación, que cuentan, como así lo reflejaron las urnas, con el respaldo de la amplia mayoría de los socios de la entidad cinegética».

Aunque la situación que vive es una pesadilla, a pesar del temor que se ha instalado entre los suyos, el presidente de la asociación no está dispuesto a dejar el cargo. Primero, porque no piensa doblegarse ante amenazas que considera cobardes y ruines, y segundo, porque no cree que ceder ante quien comete semejantes actos vaya a ponerles fin necesariamente. En cualquier caso, sabe que son hecho graves y por eso los ha denunciado. «La Guardia Civil ya ha puesto en marcha los medios para identificar y poner a disposición de la justicia al autor de estos brutales ataques».