«Xa deixara de chorar polo incendio, e agora volvo a facelo de agradecemento»

Rosa Estévez
rosa estévez MEIS / LA VOZ

MEIS

cedida

Las llamas quemaron los recuerdos y el camión de Pablo; Meis se ha movilizado por él

10 dic 2020 . Actualizado a las 09:58 h.

«¿Y no vamos a hacer nada?». La pregunta llevaba días corriendo por Meis. Los vecinos de este pequeño municipio arousano se despertaron hace unas semanas con la noticia de que el fuego había arrasado con las propiedades más preciadas de Pablo Area, uno de ellos. Las llamas, que se iniciaron de noche, arrasaron una casa prefabricada en la que guardaba sus bienes más preciados y su herramienta de trabajo: el camión de reparto que condujo durante años, hasta que unos meses atrás se quedó en paro. Pablo, que este año ha encadenado todo tipo de problemas, afrontaba un nuevo golpe. Y por una vez, los vecinos vieron que en ese hombre animoso y siempre dispuesto a echar una mano se doblegaba ante el peso de sus circunstancias. «¿Y no vamos a hacer nada?», seguía diciéndose en voz baja en Meis. Hasta que dos negocios de O Mosteiro y un particular decidieron dejar de repetir la pregunta y tomaron la iniciativa: abrieron una cuenta corriente para que todo aquel que pueda aporte algo de dinero para ayudar a Pablo a recomponer su vida.

«La parte monetaria es importante, claro. Pero lo que realmente queremos es transmitirle a Pablo que no está solo, que lo queremos un montón. Vivimos unos tiempos difíciles, en los que es fácil sentirnos solos, y lo que queremos es que Pablo sepa que no es así, que nos tiene a nosotros», cuentan los promotores de esta campaña. «Él siempre se vuelca con los demás, siempre está dispuesto a ayudar, a implicarse en lo que haga falta. Y ahora es él quien necesita ayuda y no la va a pedir; él está acostumbrado a darla».

«Eu non estaba de acordo con que fixeran algo así, pero non fun quen de paralos. E a verdade é que estou moi agradecido, moi emocionado, por todo o afecto que a xente me está a trasladar. Écheme difícil explicar con palabras o que sinto», dice el protagonista de esta historia con la voz rota por la emoción.

El dinero que se recaude con esta iniciativa vecinal es, para Pablo, lo que menos importa. «Todo o mundo está pasando as súas dificultades nestes momentos, non son tempos fáciles para a maioría da xente», recalca. Por eso, el valor del gesto se dispara, amplificado aún más por el aluvión de muestras de apoyo recibidas tanto desde Meis, como desde Ribadumia, municipio en el que residió un cuarto de siglo y en el que parece haber dejado una huella profunda. «Estou recibindo chamadas de xente coa que levaba anos sen coincidir. Está a ser realmente emocionante», señala. Tanto que «xa deixara de chorar polo incendio, e agora volvo a chorar, pero de emoción e de agradecemento».

«Toda a miña historia»

Las llamas que a finales de noviembre devoraron hasta los cimientos la casa prefabricada que Pablo había levantado junto a su vivienda, borraron de un plumazo «toda a miña historia». En su interior, del que casi no tuvo tiempo a disfrutar, había atesorado sus recuerdos más preciados. «Debuxos de cando era un neno, música, libros...». Esos pequeños tesoros que todos guardamos y que pueden sumar más o menos dinero, pero que tienen un valor incalculable para cada uno de nosotros.

Restituir lo perdido en el fuego no será fácil. Pero los vecinos de Meis han logrado mitigar el dolor de su amigo. «Teño moita sorte. A xente é marabillosa. Vin dar a un sitio no que a xente é marabillosa de verdade», recalca el protagonista de esta historia. La voz se le rompe; las palabras sobran.