Rehabilitación y autoconstrucción dan aire al sector inmobiliario local

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

MEIS

MONICA IRAGO

A falta de promociones nuevas, la edificación y reforma de viviendas en el cinturón de Vilagarcía cobra un inusitado vigor

21 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Las inmobiliarias llevan ya un par de años repitiéndolo: el mercado demanda nuevas promociones en el casco urbano de Vilagarcía. Sin embargo, y aunque los augurios hablan de que este 2018 podría ser el año de la vuelta de las grúas al cielo de la ciudad, los promotores y constructores no se deciden a asumir riesgo alguno: el estallido de la crisis barrió a muchos del mercado y los que quedan no quieren jugar con fuego. Así que, a espera de que recuperen la confianza, el mercado inmobiliario ha tenido que readaptarse y buscar nuevos caminos. Uno de ellos es la rehabilitación. El otro, la autoconstrucción.

María Ferreirós es arquitecta técnica y ha trabajado en las oficinas de las áreas de rehabilitación de varias localidades. Ahora tiene su propio despacho, desde el que elabora proyectos de reformas integrales de viviendas utilizando materiales ecológicos y tradicionales. «Empecei a traballar no bum da construcción. Logo, co estoupido da burbulla, a obra nova caeu en picado, mentres que os proxectos de rehabilitación mativéronse, e agora están repuntando». «Hai que ter en conta que a rehabilitación tamén está a ser fomentada dende as administracións», recalca, y en ese sentido cabe destacar que en Vilagarcía hay tres ARI funcionando desde hace años en el casco urbano, Vilaxoán y Carril.

Pero las rehabilitaciones van más allá de esas zonas. José Manuel Portas tiene una empresa dedicada a realizar rehabilitaciones y reformas, y asegura que cada vez hay más parejas jóvenes que optan por comprarse una casa en ruinas «nas aforas das cidades». Ferreirós coincide en ese diagnóstico. «Os servizos no rural melloraron moito, así que vas ter unhas condicións similares as do casco urbano, pero con máis metros e polo mesmo prezo», razona.

Desde los cimientos

Avelino Barreiro, responsable de la inmobiliaria que lleva el mismo nombre, cree que la palabra servicios es la clave en todo este asunto. «La gente quiere vivir en lugares en los que tenga todo a mano», afirma. Si puede ser un piso en el centro, cuyo portal de a una calle peatonal, mejor que mejor. Pero «después de tantos años sin nada de obra nueva, la gente está perdiendo el miedo a promover su propia vivienda», una práctica muy extendida unas décadas atrás. Construirla desde los cimientos les permite «hacerla a su gusto y ahorrando dinero, porque la rehabilitación es más cara».

«O que hai quince anos non valía, agora vale»

Lleva en el mundo de la construcción el tiempo suficiente para haber vivido tanto la burbuja inmobiliaria como su estallido. Tras aquel gran batacazo generalizado, su empresa fue capaz de seguir adelante gracias, en buena parte, a los proyectos de reforma y rehabilitación en los que ha acabado especializándose esta firma de Meis. «Notamos un cambio no mercado. O que hai quince anos non valía para nada nin para ninguén, agora si que ten valor», sentencia este hombre, que se pasa el día visitando obras y saltando de reunión en reunión. A su juicio, el éxito de la rehabilitación se levanta sobre la falta de obra nueva. Desde el estallido de la burbuja, la desaparición de las grandes promociones en los cascos urbanos ha acabado por causar un desfase considerable entre una demanda creciente y una oferta que no existe. Así que la gente ha buscado alternativas. «A xente que ten un terreo métese a facer unha casa», cuenta Portas. Y quien no tiene ese suelo en propiedad, opta cada vez más por comprar inmuebles que ya han cumplido unos cuantos años para transformarlos en la casa de sus sueños. La empresa de José Manuel Portas se ha asociado con dos arquitectos. «Cando alguén quere mercar unha casa, facémoslle un estudo, calculamos os gastos, e na maior parte dos casos, polo prezo dun piso tes a túa propia vivenda», relata. Así que mucha gente, en general parejas jóvenes, busca «catro paredes» en el cinturón de ciudades como Vilagarcía y levanta allí su nuevo y flamante hogar. También ocurre con los pisos: hay aún viviendas de segunda mano que tardan en encontrar quién las quiera y que acaban hallando una nueva oportunidad tras ser sometidas a profundas reformas interiores. «Nos últimos anos antes da crise construíuse moi mal, e moita xente quedou coa idea de que os pisos novos son malos, e os vellos son calidade». Y esa buena imagen de lo antiguo explica muchas cosas. «Eu teño uns clientes que viven nun piso de Vilagarcía. Comprárono novo, pero deulles tantos problemas que agora decidiron mercar unha casa vella e reformala». En ello anda José Manuel, reconstruyendo sueños y confianza en el trabajo bien hecho.

«Compras unha casa vella, fas a rehabilitación, e sáeche todo polo prezo dun piso»