Los manantiales han sobrevivido a una larga temporada de sequía

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

MEIS

MARTINA MISER

Aunque el caño de Fontefría sigue seco, los vecinos siguen pudiendo recoger agua del resto de los surtidores

21 oct 2017 . Actualizado a las 22:33 h.

Por fin ha llegado la lluvia. Somos dados, la verdad, a suspirar por ella cuando nos falta, y a cansarnos enseguida del paraguas, las botas y los charcos de agua. Pero esta vez, el susto incendiario del domingo parece haber prolongado el placer de ver caer agua del cielo. Buena falta hacía. Tras tantos meses a palo seco, la tierra necesita agua. De ello pueden dar fe los vecinos de Meis que han necesitado que les rellenen sus depósitos porque los manantiales del Castrove de los que bebían se habían secado. En Vilagarcía, afortunadamente, no ha habido problemas de tanto calado. Pero el caño de Fontefría está seco. Lo estaba hace una semana, y así seguía ayer. La pequeña balsa de agua situada a unos metros también estaba ayer completamente vacía. «A da balsa é auga dos regatos que baixan do Neda», dicen los comuneros. Y aún tendrá que llover bastante, antes de que el agua vuelva a correr por esos riachuelos que bajan por la ladera del Xiabre. Lo de la fuente es otro cantar. «A do cano é auga dun manancial», y si no brota es porque este está débil. Muy débil.

«A Fontefría está seca porque hai moito eucalipto a comer nela», sentenciaba ayer una vecina de Castroagudín. En este rincón del rural vilagarciano, de una hermosa fuente de piedra salen tres poderosos chorros de agua. Llegamos a la aldea al mismo tiempo que un coche de reparto de pescado. Varias vecinas salen a su llamada y aprovechan para presumir. «Esta auga é boísima», comenta una. Tanto, que en verano «fanse colas de xente, que ven de todos lados, para coller auga». También en invierno hay quien viene de lejos para llevarse unas garrafas llenas. «Onte [el jueves] veu unha rapaza de Tremoedo. Seica a que teñen eles non bota moita auga». Sin embargo, la fuente de Castroagudín nunca falla. «Penso que nunca a vin seca».

Habría que ver qué opinan de esas afirmaciones los vecinos de Vilaxoán. El que nos encontramos ayer llenando varias garrafas en los caños situados en las inmediaciones del campo de fútbol asegura que se lleva a su casa la mejor agua del mundo. Es verdad, dice, que la fuente echa un poco menos de lo habitual, pero va echando, así que no hay queja. A Vilaxoán también acude gente de muchos lugares a hacer acopio de agua, igual que a la fuente de San José. Esta tampoco está al cien por cien. Se nota en el chorro, tímido, que sale de su caño. Es similar al de la fuente del parque de A Coca, de donde también beben muchos vilagarcianos.

Estas no son más que una muestra: en Vilagarcía hay 52 fuentes de manantial. En todas ellas debería lucir un cartel que indique que el agua que ofrecen no tiene garantía sanitaria, puesto que es imposible analizarlas. Sin embargo, en muchas de ellas esas marcas azules han desaparecido. Y con ellas, su mensaje de advertencia.