Estudió en Vigo
De vuelta a España, se marchó a estudiar a Vigo. Eligió la carrera de Químicas. Y le gustó. Cuando estaba ya en la recta final, un profesor le dio a conocer que existía la posibilidad de hacer el doctorado en un instituto alemán prestigioso. Y ahí se marchó Silvia hace tres años. Señala que está «encantada». No es raro que conectase bien con los niños de Meis por videoconferencia, porque explica con un lenguaje claro, apto para profanos en la materia, qué es lo que está investigando. Cuenta ella que forma parte de un equipo multidisciplinar en el que hay químicos, biólogos, físicos y médicos que busca cómo aplicar la nanociencia a la medicina. El proyecto es aplicar nanopartículas de oro, partículas microscópicas del preciado metal, para tratar enfermedades como la malaria o ciertos tumores malignos, como el caso de los cerebrales. Explica con entusiasmo que investigan cómo crear nanoesferas que, en medio de un suero, se adhieran al parásito de la malaria o al tumor en cuestión y acaben destruyéndolo. «No se trata de un fármaco, es un tratamiento mucho menos invasivo que, en el caso concreto de nuestra investigación, todavía no ha llegado a las personas», indica Silvia Varela.
La experiencia como investigadora va aparejada a su doctorado. En breve le tocará escribir la tesis sobre lo que está trabajando. Espera hacerlo este mismo verano. Indica que, cuando consiga presentarla, le gustaría continuar en Alemania. «Me está pareciendo una experiencia muy positiva, tanto a nivel vital para mí como en el instituto como investigadora. Tengo profesores como Peter Seeberger, que es alemán pero que estuvo muchos años en Estados Unidos, del que se puede aprender muchísimo». Cuenta ella que en el instituto le pagan por el trabajo como investigadora, así que en esta etapa de formación puede mantenerse por sí misma. «Me da para vivir, eso es algo muy bueno también, y que valoro, claro que sí», dice.