Actualmente hay unas dos mil quinientas empresas en España funcionando en la red de viveros en la que se integrará el de Barro-Meis. El Instituto Cameral para la Creación y Desarrollo de la Empresa (Incyde), bajo cuyo paraguas se ha creado el proyecto para Pontevedra, tiene claro cuál es el futuro. Estas microempresas deben buscar un camino orientado hacia un crecimiento inteligente e innovador, muy ligado a las nuevas tecnologías y las fórmulas económicas que estas permiten. El objetivo es que sean capaces de crear un tejido productivo capaz de recuperar todo el talento emigrado en los últimos años.
Por eso lo más importante no es el contenedor, el edificio de 1,3 millones de euros que se ha construido para albergar los proyectos, sino la puerta que abre hacia el mundo real de la economía. De hecho, junto al vivero de empresas se ha levantado un centro de apoyo empresarial en el que las firmas que ya trabajan en el polígono podrán realizar usos complementarios a su actividad económica. Los emprendedores no convivirán así solo entre ellos, sino que podrán beber de la experiencia de proyectos consolidados con un amplio potencial de arrastre, como el caso del Grupo Froiz, que tiene previsto trasladar al polígono empresarial el grueso de su actividad de distribución tras la compra de más de 75.000 metros cuadrados.