
Un proyecto del departamento de tecnología coloca al IES de Meaño a la cabeza en innovación educativa
12 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.César Riádigos es un profesor que confía en sus alumnos. Confía tanto, que en su clase de tecnología les plantea retos que parecen imposibles, tareas propias de un Hércules digital. Cuando lo escuchan, a los rapaces se les dibuja un gesto de estupor en el rostro. Pero se les borra pronto, cuenta el profesor. «Nuns días de traballo en equipo xa teñen o proxecto encarrilado», explica. Hace tres años, al profesor se le ocurrió montar junto con sus pupilos una impresora 3D. La tarea podría haber finalizado ahí. Pero entonces surgió otra idea. ¿Por qué no convertir ese artilugio en la columna vertebral de un programa educativo que implicase a todo el centro, a todas las asignaturas? Y de esa pregunta nació MakerSchool, una iniciativa que ha sido reconocida con un accésit al Premio Proxecta de Innovación Educativa que ayer recogieron una embajada de profesores y alumnos en la Cidade da Cultura. Por si eso fuese poco, el proyecto también ha sido seleccionado, junto con otro medio centenar de iniciativas de todo el estado, para participar en el SIMO Educación, uno de los salones de innovación educativa más importantes del país.
Se hace camino al andar
El secreto de este proyecto es que aplica al mundo de la enseñanza aquel verso que dice que se hace camino al andar. «Está claro que non hai mellor forma de aprender que facendo as cousas», señala César. Así que sus alumnos hacen cosas. En concreto, diseñan objetos, los venden y destinan el dinero recaudado a alguna organización no gubernamental. ¿Y ya está? Pues sí. A los alumnos, la gestión de una empresa solidaria les servirá para acercarse a todo tipo de conocimientos, para afinar el uso de todo tipo de herramientas. Diseñan el producto que van a vender (el año pasado fueron llaveros). Lo fabrican. En matemáticas llevan las cuentas de las ventas, que realizan tanto en el centro como a través de una web que ellos mismos han diseñado. En lengua redactan informes, noticias y eslóganes para su firma. Y en otras asignaturas investigan sobre la actividad de distintas oenegés para poder elegir, con conocimiento de causa, aquellas iniciativas que más se merecen los fondos recaudados. «Faise unha preselección e despois, a través dunhas votacións online, se escollen as gañadoras», explica César. El año pasado, los rapaces de Meaño decidieron repartir el dinero entre la Asociación española de lucha contra el cáncer y a la Federación galega de enfermidades raras.
Este año, el MakerSchool acaba de arrancar, como el curso. Pero en el instituto de Meaño, César y sus compañeros de docencia ya están pensando en dar nuevos pasos, en marcarse nuevos objetivos. Y eso que no cuentan con los mejores medios: el instituto tiene una conexión a Internet insuficiente, precaria, pobre. Tres megas que no llegan ni para que los alumnos puedan abrir sus correos electrónicos en el aula de tecnología.
Mientras esperan que la Administración solvente esta situación, la comunidad educativa se ha elevado sobre el problema y se prepara para embarcarse en una de las aventuras más bonitas: quieren sumarse a Enabling the Future, una fundación en la que voluntarios de todo el mundo «fabrican prótesis para nenos que as precisan». Cuando escuchamos el reto que se han marcado en el instituto meañés se nos dibuja un gesto de estupor en el rostro. Pero, como a los alumnos de la clase de tecnología de César Riádigos, enseguida se nos pasa. A fin de cuentas, si hay un centro en el que logren hacer realidad los sueños es aquí. Para eso se han fabricado una impresora 3D capaz de hacer magia.
Este proyecto ha ganado uno de los accésit del premio Proxecta de Innovación Educativa y ha sido seleccionado, junto con 49 más de toda España, para participar en el Salón SIMO Educación. Casi nada.