El desembarco vikingo desbordó las previsiones más optimistas en Catoira

Rosa Estévez
rosa estévez CATOIRA / LA VOZ

CATOIRA

ADRIAN BAULDE

«Temos que felicitarnos: ademais de ser a máis multitudinaria das romarías, non houbo incidente ningún», decía ayer el regidor socialista, Alberto García

09 ago 2022 . Actualizado a las 05:05 h.

Cada año, el primer domingo de agosto se reúne en el recinto de las Torres de Oeste una multitud. Hombres y mujeres ocupan ese espacio para esperar a los vikingos que cruzan un océano de siglos con el único fin de desembarcar en Catoira y celebrar la toma de tierra con un baño de vino tinto. Tras dos años sin la invasión bárbara, el ejército que acudió a recibir a las tripulaciones nórdicas ha sido mayor que de costumbre. Así lo señala el alcalde, Alberto García (PSOE), quien sostiene que «nos 62 anos de celebración, esta foi a Romaría máis multitudinaria de todas». Y, pese a las miles de personas que acudieron el domingo, pese a la gran afluencia a otros eventos del programa, «non houbo que lamentar ningunha incidencia», subrayó el regidor, visiblemente satisfecho por cómo se ha desarrollado todo el programa festivo.

De que el desembarco fue seguido por miles de personas dan buena cuenta diversos datos. Uno, los atascos que todos los años tienen lugar en los accesos al recinto de la fiesta: tanto la pasarela de piedra como la de madera estuvieron colapsadas alrededor del mediodía. Y eso que el Concello había advertido, como hace siempre, de la conveniencia de llegar a Catoira con tiempo para poder aparcar el coche con tranquilidad y llegar hasta Oeste dando un paseo libre de agobios.

Pero los seres humanos somos animales de costumbres así que, como ocurre cada primer domingo de agosto, el tumulto en los accesos a las torres estuvo servido. Pasó exactamente lo mismo a la puerta de la gran carpa colocada por la pulpería Lito Mambís, que se encargó de suministrar un buen avituallamiento tanto a quienes atacaban como a quienes defendían el recinto. Sin importar de qué bando fuese la tropa, en una carpa que tenía espacio «para oitocentas persoas», según asegura la empresa, se dio de comer y de beber a quienes por allí pasaban. Tenían, eso sí, que pagar el peaje de una cola importante. «A xente vai comer en hora punta», dice el responsable de la pulpería, que asegura que este año «hai xente en todos os lados, pero en Catoira desbordouse a cousa». Las previsiones más optimistas se habían quedado cortas.

El desembarco fue un éxito. «O plan de seguridade por mar funcionou e non houbo embarcacións privadas nin motos de auga que entorpeceran a visibilidade dos barcos», señalaba el alcalde García. Tampoco hubo incidentes en los conciertos del Vikinsons, donde el público también se contaba por miles. Tanxugueiras y Heredeiros da Crus fueron los cabezas de cartel en las dos noches de concierto. «A nosa intención de cara o vindeiro ano é que a calidade dos concertos se manteña», señala García. Mostraba también el regidor su satisfacción por el buen resultado obtenido por las tres noches de teatro vikingo: Úrsula Teatro puso en escena una adaptación de la novela Fragmentos de Apocalipsis de Torrente Ballester, quien fuera pregonero de la Romaría.

Los vikingos acaban de pasar, y en Catoira ya se está pensando en su visita del próximo año. El alcalde, Alberto García, asegura que en la edición que se avecina se volverá a organizar la cena vikinga, un evento que se echó de menos tras ser descartado por un inoportuno pico de casos covid.