El domingo, el tráfico se interrumpe en un tramo mayor, y solo podrán pasar hacia la orilla del río los vehículos que vayan a estacionar en alguna de las fincas privadas que se han habilitado como aparcamientos, generando una bolsa de 500 plazas por las que habrá que pagar. «Cando os propietarios informen de que xa non hai prazas, pecharase de todo o tráfico», explican desde el Concello, desde donde advierten que ni los vikingos pueden evitar que los coches mal estacionados acaben con una multa.
Para evitar sustos y malos tragos, este año se ha puesto en marcha un ambicioso plan de seguridad, con la Guardia Civil del Mar vigilando el desembarco y agentes de seguridad privada controlando los pasos de la vía y el Vikinsons.