«De Catoira botábamos de menos os bares; en Isorna só queda un e estaba pechado»

a. parada RIBEIRA / LA VOZ

CATOIRA

José Vázquez, apoyado sobre el cartel que anuncia la entrada en Catoira, tras cruzar el puente después de dos meses
José Vázquez, apoyado sobre el cartel que anuncia la entrada en Catoira, tras cruzar el puente después de dos meses MARCOS CREO

La fase 3 ha permitido que vecinos de Rianxo como José Vázquez puedan cruzar el puente después de cerca de dos meses

09 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Entre Rianxo y Catoira hay un paisaje icónico, el que dibujan las torres del Oeste al fondo del puente que une ambas orillas del Ulla. No obstante, si algo han dejado claro las medidas de confinamiento y restricción de movilidad impuestas por la crisis sanitaria es que para algunos ese puente significaba mucho más que un paisaje. En el caso del vecino de la parroquia rianxeira de Isorna José Vázquez González cruzarlo simbolizaba prácticamente la rutina de un día a día que fue pospuesto cerca de dos meses. Hasta ayer.

Agora sintes un pouco de liberdade»

Con el inicio de la fase 3 y la posibilidad de desplazarse entre provincias, ayer este jubilado de 64 años pudo realizar el trayecto de cerca de cuatro kilómetros que separa su hogar del núcleo urbano del municipio pontevedrés. «Claro que podes vivir sen cruzar, pero bótalo de menos. Agora sintes un pouco de liberdade», explica Vázquez González, de los pensamientos que le pasaron por la cabeza a medida que guiaba sus pasos al otro lado.

Al echar la vista atrás, José Vázquez recuerda su última visita a Catoira, en los compases iniciales del confinamiento, cuando acudió a un ultramarinos a hacer un par de compras: «Naquel momento pensaba que poderíamos ir cada día, incluso pensaba que nos darían facilidades». Todo lo contrario, ahí comenzó una serie de problemáticas como tener que recorrer casi 30 kilómetros para repostar combustible.

Las primeras paradas

El vecino de Isorna también se vio obligado a cambiar la ruta de sus paseos diarios, una de sus aficciones predilectas. Curiosamente, ayer mismo, con la posibilidad de regresar a Catoira, optó por pasear igualmente por el monte rianxeiro con su hija y una de sus nietas, para luego encaminarse al puente. «Xa toca ir polo paseo de madeira das torres do Oeste», comenta, feliz, bromeando con que ahora tendrá la responsabilidad de no dejar de lado a ninguno de los concellos en sus próximas caminatas, que habrá que alternar.

Y si se le pregunta por lo que más ha echado de menos, tiene muy claro que los bares de la localidad vikinga a los que acudían muchos de sus vecinos han supuesto un vacío social importante: «De Catoira botábamos de menos os bares, en Isorna só queda un e onte [el domingo] aínda estaba pechado!». Con todo, esta no será su primera parada a la otra margen del Ulla.

O primeiro será ir mercar a lotería, o meu cuñado e eu xogamos sempre o mesmo número»

«O primeiro será ir mercar a lotería, o meu cuñado e eu xogamos sempre o mesmo número», indica José Vázquez sobre la futura reanudación de los sorteos, la próxima semana, ironizando con que «como non houbo, non se perdeu puntada, pero se chega a tocar despois...».

Con todo, de momento la fase 3 ya supone para el rianxeiro una suerte de premio más allá de los límites de Catoira, concretamente en Vilagarcía de Arousa. Este será su siguiente destino esta semana, donde no perderá tiempo para visitar a sus antiguos colegas del sindicato UGT y tomar ese café que quedó pendiente en febrero: «Ía ir a mesma semana que pecharon todo, teño ganas de volver a velos e charlar, iso sí, gardando as distancias».

La lección aprendida

Sin embargo, Vázquez destaca que la primera buena noticia de la desescalada la tuvo al inicio de la segunda fase, cuando pudo volver a ver a su familia de Asados, y en especial a sus dos nietas, las pequeñas Zaire, de 11 años, y Kyara, de 7. Con esta última disfrutaba ayer del paseo: «Agora podemos dicir que xa estamos moi preto da normalidade».

Volcado en su huerta y con sus animales, el rianxeiro logró amenizar el confinamiento, mas el ruido por el aumento considerable de los vehículos pasando sobre en el puente le hace sentenciar: «Iso si que non o botaba de menos, pero o tráfico forma parte de que volva a prosperidade».

A aqueles que aínda están nunha situación similar diríalles que agarden e teñan paciencia»

De esta experiencia, que impidió un contacto nunca visto -incluso hace cuatro décadas, cuando no había puente-, Vázquez extrae un serio consejo para los españoles que se hallen en fases anteriores, el mismo que se repetía él: «A aqueles que aínda están nunha situación similar diríalles que agarden e teñan paciencia. Non vale a pena, podes cometer un asasinato sen sabelo».