Catoira, dispuesta a ampliar el número de barcos que participan en la Romaría

Bea Costa
Bea Costa CATOIRA / LA VOZ

CATOIRA

MARTINA MISER

Esta edición hubo 160 tripulantes, y muchos se quedaron fuera por falta de sitio

07 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Un año más, la Romaría Vikinga demostró su poder de convocatoria. Según las estimaciones del Concello de Catoira, el domingo se dieron cita en las Torres de Oeste unas 30.000 personas para seguir el desembarco a orillas del Ulla. Y no solo aumenta el público, también crece el número de personas que quieren participar en la dramatización de la conquista nórdica sobre las tierras cristianas. El problema es que, a bordo, ya no hay capacidad para más.

Este año se amplió en dos, hasta siete, el número de embarcaciones que participaron en el desembarco, pero, aun así, hubo quien se quedó sin enrolarse por falta de espacio y tuvo que conformarse con hacer la invasión por tierra. Llegaron solicitudes de varios puntos de España, pero a los vecinos de Catoira siempre se les da prioridad.

A la vista del cariz que están tomando los acontecimientos, el Concello no descarta seguir ampliando la flota el próximo año con el fin de dar cabida a más gente y aumentar, de paso, la espectacularidad de la llegada de las hordas vikingas por el río. El domingo arribaron a las Torres los dos drakkars del Concello, los galeones Illa de Cortegada y el Úrsula, a mayores de otros tres llegados de A Illa. La recuperación de embarcaciones tradicionales que se está realizando en los últimos años en la ría de Arousa, caso de los galeones, amplía el abanico de oportunidades para que el desembarco cuente cada vez con mayor número de buques.

Las que no son bienvenidas son las embarcaciones de recreo que acuden a Catoira ese día y se pegan demasiado a los drakkars. Cada vez son más y la Guardia Civil del Mar tuvo este año mucho trabajo para poner orden en el río. Estas embarcaciones restan autenticidad al desembarco, pero, sobre todo, aumentan el riesgo de que se produzca un accidente.

En esta edición no hubo que lamentar ninguna incidencia destacable, ni en el río ni por tierra, un hecho por el que ayer se felicitaba el alcalde, Alberto García. «Hai que valorar que non houbera ningún accidente, o comportamento de todo o mundo foi correcto», indicó.

Respecto a las multitud que arrastra la fiesta, Alberto García no duda de la capacidad del Concello para afrontar la organización de un evento de esta magnitud, aunque cada año se hacen ajustes. Para el 2019 ya se está pensando en algún cambio. En la Cea Vikinga no se permitirá la entrada de niños. «Pensamos que non é o ambiente máis axeitado para os rapaces, nin para quen queira cear tranquilamente sentado», según explica el alcalde.

30.000

Asistentes

Al desembarco del pasado domingo que se celebró al pie de las Torres de Oeste

7

Embarcaciones

En 2018 se amplió el número, en dos, respecto al 2017, llegados de A Illa de Arousa