La aventura de aprender de nuevo a oír

M. González

CATOIRA

ANGEL MANSO

Aprender a oír de nuevo es posible con muchas ganas y las nuevas tecnologías en audífonos. En Oídos Digitales los profesionales apoyan al paciente en cada paso del proceso para que obtenga el mayor rendimiento y vuelva a conectar sin problema con el mundo.

31 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Las últimas investigaciones sobre la sordera llevabas a cabo en el Hospital Ramón y Cajal por los doctores Miguel Ángel Moreno-Pelayo y Felipe Moreno les han llevado a descubrir un grupo de genes, los microARN, que juegan un papel de suma importancia en numerosos procesos biológicos, entre ellos, de la aparición de diversas enfermedades y la pérdida auditiva progresiva, una patología hereditaria común, que acaba provocando problemas de hiperacusia en la mitad de las personas por encima de los 70 años de edad. Este hallazgo es importantísimo para encontrar futuras terapias que nos ayuden en la solución del problema de pérdida de audición progresiva que hasta ahora era de difícil solución, debido a que todavía quedan genes por descubrir.

Pero los problemas de audición no solo se manifiestan por las dificultades que el individuo pueda tener para oír, si no que necesitamos comprender lo que oímos, este proceso conlleva un elemento muy importante, que es la capacidad que tiene nuestro cerebro de detectar el sonido y procesar la información, que comienza en lo más interno de nuestro oído, en las células ciliadas, convirtiendo la onda sonora en una señal bioeléctrica que viajará por el nervio auditivo a través de distintas estructuras situadas en el tronco del encéfalo llegando a los hemisferios cerebrales en el área de la corteza cerebral, donde se procesa el sonido y el lenguaje.

En esas áreas cerebrales es donde se reconocen los distintos parámetros del sonido (frecuencia, intensidad, timbre y tiempo), es allí donde se interpreta la señal recibida, teniendo en cuenta los intervalos de sonido y silencio junto al ruido ambiente. Como se puede observar, el proceso de la audición es bastante complejo, Si mantenemos conversaciones entre varios interlocutores en presencia de ruido de fondo , nos dificultará mucho más deducir el mensaje hablado, perdiendo parte de la información de la palabra. Para comprender los mensajes el cerebro realiza una determinada cantidad de funciones. Primero distingue del mensaje lo que puede ser útil del resto, pudiendo separar entre ruido y palabras. Pero cuando tenemos una pérdida de audición esa habilidad la perdemos. En consecuencia, se hace evidente que para aprender de nuevo a oír son necesarias ciertas habilidades lingüísticas que las personas con una deficiencia auditiva tienen olvidadas, debido a que los sonidos no les llegan con la suficiente información por culpa de la falta de fuerza en las palabras.

Hoy en día los pacientes son cada vez más activos en su estilo de vida, y encuentran dificultades para seguir conversaciones en determinados lugares. Esto es porque el habla está compuesta por sonidos diferentes combinados y el cerebro prioriza y organiza estos sonidos constantemente, por esta circunstancia se requiere que los audífonos de hoy en día se ajusten automáticamente a cada estilo de vida. En Oídos Digitales buscamos que nuestros pacientes tengan audífonos que les permitan sentirse en armonía con su entorno, sin importar dónde estén, los pacientes pueden confiar en que sus audífonos harán todo el trabajo por ellos de manera perfecta y automática,

La audición es pues uno de nuestros sentidos más valiosos. Es la base de la comunicación con otras personas, el sonido nos relaciona con nuestro entorno y nos permite participar en la vida.

Los audiólogos realizamos diferentes estudios a los pacientes con problemas de audición, y con ellos obtenemos la información necesaria sobre la amplificación de los sonidos para poder compensar los niveles de pérdida auditiva. A esto sumamos los estudios de la logoaudiometría, que nos dará el grado de discriminación y comprensión de las palabras. En la actualidad todos estos estudios se nos quedan cortos, pues nos falta ver cómo se comportarán nuestras funciones auditivas en distintos entornos para poder solucionar verdaderamente los problemas de comprensión.

Los audífonos vuelven a darnos los sonidos que habíamos perdido y que en un principio nos resultan desconocidos, más graves, más agudos, más altos o más bajos. Deberemos volver a oírlos de nuevo y aceptarlos antes de llegar a comprenderlos. La práctica, el tiempo y el escuchar esos sonidos de nuevo nos ayudarán a entender mejor y a desenvolvernos en un mundo pleno de sonidos, a los que nuestro cerebro ya estaba acostumbrado pero que teníamos olvidados. Estas carencias acumuladas no se deben a una falta de habilidad, sino a un empobrecido medio inicial originado por la falta de audición.

Lo importante es que nunca deberá estar solo en el proceso de adaptación, como explica José Caballero Catoira, director y audioprotesista de Oídos Digitales. Todo el mundo oye de una manera diferente y requiere de un proceso de adaptación personalizado para sus audífonos, del que se encargará su audiólogo audioprotesista por medio de un programa específico variable para cada paciente, que le ayudará a acostumbrarse a vivir de nuevo rodeado de sonidos. No tenga prisa. Si su pérdida auditiva se ha desarrollado progresivamente a lo largo de un amplio espacio en el tiempo, la ausencia de sonido formará ya parte de su vida y su adaptación será más lenta. El hecho que su objetivo sea o no fácil de alcanzar dependerá de su audición residual, y también de la fuerza de su deseo de volver a oír, de su voluntad de cambiar sus viejos hábitos de audición por unos nuevos, de su habilidad de enfrentarse a un nuevo retro cuando un obstáculo imprevisto se presente.