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m. santaló CATOIRA / LA VOZ

CATOIRA

El Concello desarrolla una aplicación para enseñar a los turistas cómo era la fortaleza que protegía el Ulla

09 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La maldición parece eterna. Cada primer domingo de agosto, las hordas vikingas se estrellan contra las Torres de Oeste, en Catoira, y pagan con cada una de sus derrotas la afrenta cometida siglos atrás, cuando intentaban adentrarse en el Ulla para llegar a Compostela y arrasar la nueva ciudad santa. Para frenar a los enemigos que llegaban por mar, el rey Alfonso III decidió, allá por el nebuloso siglo IX, construir el Castellum Honesti del que aún quedan en pie las torres más vetustas. La estructura, convertida en «llave y sello de Galicia», vivió su etapa de esplendor durante el mandato del arzobispo Xelmírez, y entró en declive allá por el siglo XV. Ahora, tanto tiempo después, las ruinas son Monumento Nacional y están declaradas Bien de Interés Cultural. Son, también, el símbolo de Catoira, una localidad que ha puesto mucho empeño en dotar de vida al recinto en el que otrora se asentó el fabuloso castillo. A su sombra se celebra cada año la Romaría Vikinga, con desembarcos multitudinarios y noches de teatro. Cerca de ellas se ha construido un centro de interpretación que espera a ser llenado de contenido. Mientras tanto, el Concello vikingo está trabajando en el desarrollo de una aplicación móvil que pronto, quizás a finales de este mismo mes, permitirá a los visitantes entender cómo era el castillo que allí existía. Para ello se invertirán 20.000 euros que harán de cada teléfono un portal que permitirá viajar al pasado. Todo, gracias a galerías de imágenes y proyecciones de cómo debió de ser el castillo de Xelmírez.