Adiós a Mucha, la mujer que lavó y planchó sábanas durante cuarenta años en Cambados

CAMBADOS

Espero a los 70 años para jubilarse, a los 60 aprendió a nadar y no se quedó sin cantar en la coral del pueblo
26 ene 2023 . Actualizado a las 21:00 h.María del Carmen Somoza Giráldez fue el alma de la tintorería Losada de Cambados durante cuarenta años. Su marido, Ramón, le puso el nombre al negocio, pero era ella la que se encargaba de lavar, limpiar y planchar las prendas que cruzaban el umbral. Carmen acabó siendo Mucha la de la tintorería y lo seguirá siendo en la memoria de quienes la conocieron, que son legión. No podía ser de otra modo en un establecimiento de pueblo y con tanta historia.
Desde que en 1980 abrió sus puertas, por la tintorería de Fefiñáns —entonces acababa de cerrar la de Silvoso y la otra que había era La Nueva, de Luis— pasaron varias generaciones de cambadeses cargados con alfombras, sábanas, manteles, trajes de boda y también con la colada diaria, porque lo de lavar la ropa interior y las camisas fuera de casa ya se hacía mucho antes del bum de los autoservicios. Se iba a Mucha con la ropa sucia y aquello se convertía en un pretexto para, de paso, echar una parrafada. Era un buen lugar para conversar, reírse y para las confidencias, que nunca salían de allí.
Así lo recuerda Carmen, su hija y sucesora al frente del negocio, que hoy llora la pérdida de su madre junto a sus otras dos hermanas: Goretti y Mariluz. Carmen y Mucha estuvieron dos décadas trabajando codo con codo, hasta que la veterana se jubiló a los setenta años. Mucha pospuso su retirada porque le gustaba lo que hacía y porque tenía miedo de caer en la desidia al dejar de tener una ocupación diaria. No ocurrió así. A los sesenta años se lanzó a la piscina, literalmente, porque se empeñó en aprender a nadar, y nadó hasta que la pandemia lo paró todo. Además, pudo recuperar la costura, la calceta y demás labores que tanto le gustaban y empezó a cantar en la coral Santa Mariña de Cambados. Era de los pocos miembros de la familia que aún no había tocado este palo —su marido pertenece a una estirpe, los Losada, muy musical— , y Mucha también saldó esa deuda pendiente.
Carmen la define como una mujer luchadora. Cuando se imbuyó en el universo de los tejidos, Mucha ya sabía lo que era ir a la batea y a la seca en su San Tomé natal; en la tintorería hacía jornadas maratonianas de diez y once horas y pasó por los duros trances de la enfermedad y de la pérdida de un nieto.
Ahora, cuando contaba 82 años, toca despedirla. El entierro será mañana viernes a las 16.30 horas en el cementerio de Santa Mariña de Cambados.