La oda al reggaeton de Nicky, Nicky, Nicky Jam

Maruxa Alfonso Laya
maruxa alfonso CAMBADOS / LA VOZ

CAMBADOS

ADRIAN BAULDE

El primer gran concierto de esta edición llenó Fefiñáns, pero supo a poco

31 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

No eran ni las cinco de la tarde del viernes y en Cambados ya se vivía un ambiente completo de Festa do Albariño, con terrazas llenas, pandillas con ganas de divertirse y mucha animación en las calles. Buena culpa de eso la tuvo, sin duda, Nicky Jam. El puertorriqueño llenó las calles de la localidad con sus fans, algunos de los cuales hicieron cola desde primera hora en las inmediaciones de Fefiñáns para conseguir los puestos más cercanos al escenario. Y, aunque a las diez parecía que la plaza no se iba a llenar, diez minutos después el recinto parecía haberse quedado pequeño para los más de cuatro mil fans del artista que la ocuparon, completamente entregados a la causa desde el minuto uno. Una hora después, cuando el artista dejó el escenario, la mayoría se quedó con ganas de más.

El ambiente de fiesta era palpable en Fefiñáns incluso antes de que Nicky Jam saliera al escenario. Los miles de personas que esperaban la llegada del artista lo hacían cantando y bailando los temas que pinchaba un DJ. Y cuando algunos todavía estaban haciendo cola para entrar, porque faltaban quince minutos para que comenzara el concierto según la hora anunciada inicialmente, Nicky Jam hizo su aparición rodeado de un cuerpo de baile que no paró en ningún momento y de un espectáculo de luces, humos y confetis que convirtieron Fefiñáns en una plaza rendida al reggaeton.

«Vamos a ir con este tema antiguo, a ver si se lo saben», dijo el artista en varias ocasiones. Y en todas ellas el público respondió coreando sus letras al dedillo, demostrando que se las sabía todas. Subió al escenario a una de sus fans, que tenía un tatuaje con su cara, «porque no todos los días conoces a alguien con tu cara tatuada», afirmó. Le firmó la camiseta y una pierna y ella prometió tatuarse también esa firma. Habló también de sus problemas con las drogas, celebrando «que llevo diez años limpio». Pasaba justo una hora desde que había salido a escena cuando el concierto llegó a su fin, dejando al público con ganas de más y esperando sin moverse de su sitio. Nicky Jam volvió al escenario para una sola canción más, uno de sus clásicos, y se retiró definitivamente.

Cuentan que el artista estaba alojado en el hotel de A Toxa y que llegó a Cambados con ganas de jugar al baloncesto, aunque luego desechó la idea. También, que entre el menú que degustó en su camerino estaba el pulpo de un local de hostelería cercano.

Acabado el concierto, por Fefiñáns siguió sonando su música en boca de sus fans, que entonces tomaron el resto de calles de la ciudad para seguirla fiesta.

En A Calzada estaba La Duendeneta, que mantuvo en pie la fiesta hasta bien entrada la madrugada. Y eso fue solo el primer día.