Ana Sánchez, la cambadesa que hacía felices a los niños

Maruxa Alfonso Laya
M. Alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

CAMBADOS

Cedida

Heredó de su madre un comercio de cestas y lo convirtió en una juguetería muy especial, en la que los más pequeños eran bienvenidos

14 mar 2022 . Actualizado a las 20:13 h.

Recuerdo que cuando era pequeña mi madre me mandaba a comprar tierra a una tienda muy pequeña de Cambados. Para los de mi generación era la de Genita, donde se vendían flores, plantas y macetas. Genita se fue haciendo mayor, pero no su tienda, porque por allí andaba siempre Ana para echarle una mano a su madre. Y así las flores dieron paso a la decoración y a las cestas y a los juguetes. Ana se quedó con el comercio cuando su madre faltó y consiguió que la tienda de Genita fuese la de Ana, la de los juguetes. Así que cuando ayer se supo que una repentina enfermedad se había llevado por delante a esta cambadesa fueron los más pequeños del municipio los que más lo sintieron.

En los últimos años, muchas fueron las niñas que suspiraron a diario ante su escaparate por sus espectaculares carros de muñecas o por la gran casa de los ratoncitos. Los niños perdían la cabeza por su colección de dinosaurios. Y con todos tenía Ana más de un detalle, además de una eterna sonrisa. Ana les enseñó los juguetes más bonitos y a menudo confesaba que, en realidad, eran su ruina. Porque a ella también le encantaba coleccionar muebles y muñecos en miniatura. Su tienda era pequeña y podía parecer desordenada, pero ella siempre encontraba lo que necesitaba. Envolvía los regalos con mucho mimo y detalle y sus paquetes eran espectaculares. Era siempre amable y no dudaba en dejar sus agujas de calcetar para enseñarles a los pequeños las últimas novedades que habían llegado, para hacerles un regalo o para consolarlos si los veía disgustados. A diario se la podía ver a la puerta de su tienda, calcetando preciosas chaquetas con sus amigas y vecinas. Alguien proponía ayer en las redes sociales ponerle su nombre al parque de Torrado, situado justo enfrente de su tienda. Porque así, dentro de unos años, cuando alguien preguntase quién era Ana se le podría responder sin ningún tipo de duda, «una mujer que hacía felices a los niños».