Una plaga de topos destroza Burgáns y enfrenta al Cambados con el Concello

Martina Miser

En plena guerra abierta entre el Arousa y la Fundación de Deportes de Vilagarcía por el mal estado del terreno de juego de A Lomba, a 15 kilómetros la directiva del Club Juventud Cambados ve con envidia la situación del equipo vecino. Porque si en la capital de la comarca la preocupación es por la irregularidad del firme y la calidad de su tapete de hierba natural, en Cambados el temor de los responsables de la entidad azul y amarilla se extiende a la propia integridad física de los futbolistas; de los propios y de los que han visitado y visitarán el campo municipal de Burgáns tras la reactivación de la Preferente a finales del pasado mes. Y es que, al contrario que los valientes galos con Astérix y Obélix al frente, que solo temían que les cayese el cielo encima, el mayor miedo en las filas del Juventud Cambados es a que los agujeros provocados por una plaga de topos que asola su feudo desde comienzos de año se lleve por delante la integridad de más de una articulación inferior en medio de un entrenamiento o partido. Una situación que ha acabado por levantar al club contra el Concello de Cambados, titular de la instalación, al que acusa de dejación de sus funciones de mantenimiento del campo descargándolas en el Juventud.

Daniel González, Fol, portavoz de la directiva del C.J. Cambados, explica que «toupas sempre houbo no campo. Hai anos aparecía algún burato. Desde setembro vimos que aparecían cada vez máis. E desde que en xaneiro paramos un mes pola última suspensión da actividade deportiva todos os días aparecen moitísimos». Un problema que se habría agravado por el hecho de que el Concello haya dejado de emplear la máquina con la que cortaba y pisaba habitualmente el césped de Burgáns para emplear otra que no recoge la hierba y la deja sobre el campo: «Non se pode deixar a herba porque xera bichos, que alimentan as toupas», señala Fol, quien añade que «ademais, é unha vergoña. No partido co Gran Peña, cada vez que un xogador caía, cando se levantaba facíao cheo de herba». 

La cuestión es que hasta ahora eran los propios directivos del Juventud los que se encargaban de deshacer el desaguisado provocado por la plaga de uno de los mamíferos más temidos por todo cuidador de un campo, sea de cultivo sea deportivo. Una labor que «nos esixía catro horas ao día para tapar os buratos» para que el primer equipo del club pudiese entrenar en un terreno mínimamente practicable y seguro; «como pasaran dous días sen tocalo aparecían 70 ou 80 novos», cuenta el portavoz del Juventud. La cuestión, explica, es que «desde hai un mes volveu a actividade de toda a base e esta fin de semana regresan todas as súas competicións», por lo que los ocho directivos y su pequeño grupo de colaboradores suman a su hartazgo por tener que ocuparse de un trabajo que compete al Concello la falta de disponibilidad de tiempo para ello.

Desde el Juventud hacen ahora público el problema cansados de la, critican, sordera del gobierno local cambadés: «Hai máis de dous meses que lle mandamos un comunicado ao Concello e todos os partidos políticos do municipio están enterados tamén. Hai un mes veu un especialista e botou un insecticida; dixo que matando os bichos as toupas desaparecerían, pero só funcionou unha semana. Inda volvín hoxe -por ayer- ao Concello e dinme que non teñen xente para mandar ao campo. Eles están tranquilos».

«Nós quedaramos a principios da tempada de encargarnos de abrir Burgáns e de limpar os vestiarios agás os venres. Pero», afean desde el Juventud, «vemos que cada vez poñemos máis da nosa parte e o Concello menos no mantemento do campo. Vemos que se están rindo de nós».

Ayer, el primer equipo del club se entrenó en O Pombal y su previsión es tener que hacerlo hoy también. Pero si el Concello no toma cartas en el asunto, Fol adelanta que «teremos que falar co Umia para xogar este domingo no seu campo» un derbi previsto por el calendario en Burgáns.

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