«Escondín nunha horta as cousas do coche e agora durmo no pavillón»

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA/LA VOZ

CAMBADOS

CAPOTILLO

Xosé Manuel Álvarez vivía en un Citroën abandonado que el Concello retirará y espera cobrar la Risga

03 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Su coche era su vida. Desde hace años, Xosé Manuel Álvarez convirtió un viejo Citroën ZX en su casa. En él guardaba buena parte de los enseres con los que un día se escapó desde Cambados a Pontevedra. Hace más de 20 años de aquello y cumple ya dos décadas en la calle, aunque solo unos cuantos transcurrieron entre las puertas de este vehículo, tapado con mantas y otros materiales para que nadie viese su interior. Una campaña municipal para retirar los vehículos abandonados en las calles amenazaba con dejar a Sete, como le conocen en la ciudad, todavía más en la calle.

Pese a la situación de vulnerabilidad, él entiende que retiren el coche y desde hace semanas se ha trasladado y la que era su casa está casi vacía. «Dixéronme que ían retirar unha chea de coches e estou durmindo no pavillón, saquei as cousas que tiña e leveinas a una horta para escondelas», explicaba ayer Xosé Manuel Álvarez, mientras pedía en las inmediaciones del 24 horas de Cobián Roffignac. «Na rúa estase ben, se vive tranquilo se non te metes con ninguén, collín unhas tablas e leveinas para o pavillón cando me dixeron que ían sacar os coches», aclara Sete, que reconoce que desde Cruz Roja se han puesto en contacto con él para darle cobijo, pero no lo aceptó.

Los servicios sociales del Concello le informaron que se retiraría el coche y aseguran que se le dio una alternativa. En las próximas semanas se sacarán de la calle ocho vehículos y se inició el expediente para una veintena más.

La vida de Xosé Manuel hace muchos años que cambió. Dejó Cambados huyendo de «algúns problemillas, pero iso é outra historia» de la que prefiere no hablar. Acude casi a diario al centro asistencial de conductas adictivas, donde Ángeles, de la que habla con mucho cariño, le ayuda a buscar alternativas a la calle. A la pregunta de si le gustaría vivir en un piso, Sete reconoce que sí, pero si cambia de vida será porque le acompaña un amigo, que también duerme en el pabellón.

Tramita la Risga

Ahora tiene una nueva meta, espera poder empezar cuanto antes un curso de jardinería que le permita acceder a algunas ayudas y quien sabe, encontrar un trabajo.

«Tengo una cita con la Xunta el día 10 para ver si puedo cobrar la Risga», explica. En la ciudad hay 341 personas que reciben la Renta de inclusión social de Galicia. Él está al día de la actualidad y está viendo si también puede acogerse al ingreso vital mínimo que acaba de poner en marcha el Gobierno.

No tiene nostalgia del coche en el que vivía porque espera encontrar una vida mejor en los próximos meses. Habla pausado y es muy consciente de que cada paso que da sobre su futuro. Su rutina apenas se altera. Cada mañana acude al entorno de la calle Cobián Roffignac, aunque en ocasiones se le ve por Benito Corbal. Ni siquiera el estado de alarma lo ha sacado de la calle. Él pasó por el confinamiento haciendo lo mismo que hace ahora. «A min ninguén me mandou nada», asegura Sete, antes despedirse para ir al comedor de San Francisco a por su comida.