El COU del Cabanillas volvió a las aulas 30 años después

Bea Costa
Bea Costa CAMBADOS

CAMBADOS

ADRIAN BAULDE

La promoción del 88-89 se reunió este sábado en una fiesta cargada de recuerdos y emociones

23 jun 2019 . Actualizado a las 17:19 h.

La culpa fue de Carlos Carrión. Siempre tiene que haber alguien que tire del carro para que se ponga en marcha, y él no dudó en coger las riendas y buscar aliados para recuperar un trozo de la historia del instituto Ramón Cabanillas de Cambados: la que protagonizó la promoción de COU de 1988-1989. La cita era este sábado, casualidades de la vida, un 22 de junio tal como aquel de hace treinta años en el que despachaban la selectividad. «Déixaa ir». A finales de los ochenta aquellos chicos iniciaban una nueva etapa, en 2019 tocaba echar la vista atrás. Fue en una fiesta que se inició a las siete con un acto en el instituto y se prolongó hasta altas horas de la madrugada entre copas y bailes. Una jornada de reencuentros y de recuerdos en la que participaron más de setenta ex alumnos, en su mayor parte vecinos de Cambados, pero también de Vilanova, A Illa, Meaño, Sanxenxo, Ribadumia… que hace treinta años tenían que hacer kilómetros para poder hacerse con el título de COU.Tantos como los que mediaron para volver a ver a aquellos con quienes compartían pupitre, excursiones y noches en Zao, y para saber qué fue de sus maestros. El sábado estuvieron en el instituto algunos de ellos: Ramona de Galego, Juan de Matemáticas, Longa de Filosofía, Xavier de Inglés y Moncho de Física y Química, que resiste al pie del cañón, ahora en calidad de director. Así que le corresponderá a él colocar la placa conmemorativa que recibió de manos de los ex alumnos en agradecimiento al profesorado y al personal del centro «por usar o corazón para remover a razón». Y quién mejor que el antiguo conserje Graciano para representar a ese personal, quien tampoco faltó a la fiesta del Cabanillas.

Hubo discursos, vídeo, fotos, Vila Ribadomar leyó un poema, Juan Mari entró en directo vía Internet y Modesta, Armando y Carrión pusieron un broche de lujo con una actuación de saxofones. La nostalgia se desató en la visita a sus antiguas aulas y la fiesta continuó, primero en el parador, y, después, en el Brokers. El personal quedó con ganas de más.