El Cristo de Leiro vuelve a las ruinas de Santa Mariña de Cambados

Bea Costa
Bea Costa CAMBADOS

CAMBADOS

Martina Miser

La operación se adelantó unos meses respecto a años anteriores. La pieza permanecerá en el monumento hasta el otoño

10 abr 2019 . Actualizado a las 14:02 h.

La imponente figura del Cristo de Leiro vuelve a lucir en las ruinas de Santa Mariña Dozo de Cambados desde esta mañana. Como ocurre desde hace cuatro años, el escultor cambadés Francisco Leiro, cede esta pieza al Concello, de forma desinteresada, para adornar y revalorizar una de las joyas de su patrimonio histórico. En esta ocasión, cambadeses y visitantes tendrán más margen de tiempo para disfrutar de esta obra de arte ya que su instalación se adelantó unos meses respecto a años anteriores, cuando se esperaba al inicio del verano para hacerlo. Leiro se avino en esta ocasión a adelantar la operación y su Cristo de tres metros estará ya a la vista de todos en Semana Santa, una de las épocas del año de mayor afluencia de turistas a la villa.

La colocación de la escultura, pese a sus grandes dimensiones, se ha convertido casi en una rutina. Una vez que los enganches a la pared del altar están ya preparados de ocasiones anteriores, los operarios municipales no tienen más que atornillar la pieza y asegurarse de que queda bien sujeta, una operación que no se demoró más de una hora.

Los técnicos aconsejan que la talla se coloque a más altura respecto a su emplazamiento actual, pero ello supondría unos trámites ante Patrimonio y una logística que no resulta operativa, según explica el concejal de Cultura, Víctor Caamaño.

La talla permanecerá en las ruinas hasta el otoño, el 1 de noviembre si el tiempo lo permite, para que coincida con la festividad de Difuntos, la fecha del año en que Santa Mariña, que es también cementerio, congrega a más gente. En el invierno se retira para preservarla de las inclemencias del clima, dado que la pieza está prácticamente a la intemperie.

Este Cristo fue diseñado para formar parte de una exposición en México, pero sus grandes dimensiones disuadieron al autor de incluirla en la muestra y Leiro se brindó a cederla para disfrute de sus paisanos. Gracias a ello, las ruinas recuperaron la figura de Jesús crucificado después de que fuera retirada la anterior talla, debido a su mal estado. El gobierno de Luis Aragunde se llegó a plantear la restauración de esta pieza, incluso realizó un proyecto presupuestado en 7.500 euros, pero la operación nunca llegó a cuajar y, desde entonces, la maltrecha escultura está en un taller a la espera de que el Arzobispado de Santiago disponga sobre su restauración y su futuro destino.