Cambados celebra la internacionalidad de su Festa do Albariño

La Voz CAMBADOS / LA VOZ

CAMBADOS

MARTINA MISER

El consello regulador coloca una placa conmemorativa en donde todos los años se inaugura la fiesta

02 abr 2019 . Actualizado a las 21:11 h.

La Festa do Albariño goza desde hace unos meses del calificativo de interés turístico internacional. Y en el consello regulador de Rías Baixas han querido celebrarlo instalando en el lugar donde todos los años se inauguran los festejos, una placa conmemorativa. En el acto participó el presidente de la denominación de origen, Juan Gil, así como toda la corporación de Cambados.

Gil de Araújo explicó que esta declaración supone «la culminación natural» del proceso seguido por la fiesta, desde su origen prácticamente espontáneo en 1953 hasta su dimensión actual. Recordó los inicios de la celebración, como una competición por ver quien tenía el mejor vino entre un grupo de amigos, hasta su paso a manos del Concello. Se refirió en varias ocasiones al expresidente de la Xunta, Manuel Fraga, como uno de los grandes defensores del certamen. Pero quiso dejar claro que nadie debería atribuirse el mérito de este reconocimiento internacional, «pues el mérito es de todos». «Que nadie se deje deslumbrar por el brillo de la placa que hoy descubrimos porque detrás de ella hay todo un pueblo, hay miles de viticultores y bodegueros», aseguró. Y habló también del futuro, de que quien venga después «tendrá que ser prudente, pero también valiente; tendrá que saber escuchar y aceptar las críticas, pero tendrá que tomar decisiones», argumentó.

En el acto estuvieron presentes representantes de todos los partidos políticos que forman la corporación de Cambados, con la alcaldesa, Fátima Abal, al frente. «Este é un recoñecemento que levamos esperando dende hai moito tempo e pensamos que é mérito de todo o sector do albariño», argumentó. Aseguró, además, que la placa permitirá que todos los que se acerquen a la localidad «poidan ver que por fin conseguimos o recoñecemento internacional». Abal y Gil fueron los encargados de descubrir la nueva placa.