150 «rafaeles» y gaiteiros unidos por un motivo feliz

Bea Costa
bea Costa CAMBADOS / LA VOZ

CAMBADOS

MONICA IRAGO

Una descendiente de los Padín Gestoso logra indagar en los orígenes de la saga desde 1692. Cuatro generaciones se reunirán en una comida este domingo

21 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando se ven casi siempre es a propósito de un entierro, un funeral o algún otro motivo triste. Suele ocurrir. Ahora lo harán por un motivo feliz. Simplemente por el placer de reencontrarse y de disfrutar de la buena compañía. La idea fue de María del Carmen Muñiz Alfonso, que aunque ya no lleva el apellido, se siente muy Padín y un buen día pensó por qué no reunir a toda la familia. Embarcó en la aventura a Modesta y a Currás y hace dos meses empezaron a pergeñar la gran cita.

El boca a boca, el teléfono y, por supuesto, el grupo de WhatsApp creado para la ocasión hicieron posible contactar con la saga de los Padín Gestoso. El resultado es una comida que se celebrará este domingo, a la que se anuncia la asistencia, por lo menos, de ciento cincuenta personas: ciento cuarenta adultos y diez niños.

La mayoría de los descendientes se han asentado en las parroquias de Castrelo y Vilariño (Cambados), pero alguno habrá también de Ribadumia, Bueu y Ponteareas. Se reunirán cuatro generaciones entre las que median noventa años: Petronila, Teresa, Carmen de Castrelo y Carmen de Vilariño pueden presumir de ser las más veteranas; el contrapunto lo pondrá Telmo, con solo un año de vida.

Mucha música

El punto de partida a la hora de concebir esta gran reunión son Manuel, José y Josefa Padín Sotelo, hermanos nacidos a mediados del siglo XIX en Castrelo. Eran los hijos de Rafael, por eso, todavía hoy, a los Padín se les conoce como los

rafaeles

. Manuel hizo historia por fundar en 1890 la Banda de Castrelo, germen de una larga tradición musical que permanece en nuestros días. Y su hermano José, aunque no se le conoce vinculación con la música, algún escarceo con la gaita debió de tener porque a prole de Vilariño, donde se casó, les llaman los gaiteiros.

Será por arte en esta familia. Por las venas del laureado escultor Manolo Paz también corre sangre Padín, que el domingo espera no faltar a la comida.

Quien más sabe de los orígenes de la saga es María José Moldes, una Padín que desde muy joven se interesó por las historias que oía en casa y decidió darle forma elaborando un árbol genealógico. Su última referencia es de 1692 y estos días se afana en recopilar a todos los tíos, primos y nietos del siglo XXI para no dejar a nadie fuera del esquema que está dibujando y que ocupará varios metros en la pared del restaurante. Lo suyo es pura curiosidad -vicio, dice ella- y gracias a eso, los Padín pueden retrotraerse varios siglos en su historia. Y lo que queda por descubrir. El domingo habrá ocasión de seguir indagando en la memoria.

¿Y aparte de antiguos y numerosos, cómo son los padines? «Eu diría que somos unidos, caladiños, observadores e sinxelos», señala Carmen. Y, en lo que a ella respecta, con iniciativa. «A idea xurdiu pensando nos que faltaron, nos nosos avós, sobre todo. Pensei, por que non xuntarnos para algo bonito?, e así foi». La empresa no era fácil, «pero todo é poñerse», señala. Y ya puestos logró reunir a ciento cincuenta personas. Antes de comer, están convocados a una misa en recuerdo de los seres queridos que ya no están, que será oficiada por el cura de la familia, Antonio Sineiro, más conocido por don Tucho, que por un día dejará el altar de su parroquia en Vilanova para ocupar el de la capilla de los salesianos. Después, sin salir de Castrelo, pondrán rumbo a O lar da avoa para disfrutar de los langostinos, las almejas, la carne asada y lo que venga. En la agenda no hay programada ninguna actuación, aunque con tanto y buen músico, seguro que algún saxofón suena a los postres.

Carmen está muy ilusionada porque podrá encontrarse con personas que hace mucho que no ve y a las que desea abrazar y saber de sus vidas. No es la primera vez que se mete en estas lides. Se pierde cuando le preguntamos por el menú. No es de extrañar porque en estos momentos tiene tres entre manos: el de los padines, el de la comida de San Valentín y el de la cofradía del Sacramento. La cita del domingo será especial.

La cita. El domingo. A las 13.15 horas se celebrará una misa en la capilla de los salesianos y después será la comida en O lar da Avoa (Castrelo).

El grupo. Ciento cuarenta adultos y diez niños, aunque es posible que esta cifra aumente en las próximas horas.

La idea. Partió hace dos meses de María del Carmen Muñiz, que contó con la ayuda de Modesta y Currás.