La mancomunidad estudia combatir a la velutina con disparos y drones

Bea Costa
bea costa CAMBADOS / LA VOZ

CAMBADOS

MONICA IRAGO

La entidad tiene contabilizados una decena de nidos en lo alto de los árboles, a los que no llegan con sus medios

28 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando la avispa velutina anida en alturas superiores a los treinta metros, casi siempre en árboles, se plantea un problema. Ni los servicios de emergencias municipales ni la brigada que creó este año la Mancomunidade do Salnés para combatir esta plaga disponen de medios para retirarlos por el procedimiento habitual, es decir, haciendo uso de una autoescala y una pértiga. El vehículo de la mancomunidad alcanza los quince metros de altura. Otras autoescalas, como la de Protección Civil de Vilagarcía y Cambados, llegan a los 32. ¿Qué hacer pues con nidos como el que se ha instalado en un eucalipto de Tragove (Cambados), a unos cuarenta metros del suelo, que tiene atemorizado a los vecinos? Parece que poco, aunque el presidente de la mancomunidad, Gonzalo Durán, afirmaba ayer que están trabajando en la búsqueda de una solución.

Del millar de nidos que ha retirado ya la mancomunidad desde el pasado julio, hay una decena que se le resisten, precisamente, porque están fuera de su alcance. La mancomunidad sopesa la posibilidad de erradicarlos a tiros o mediante el lanzamiento de material explosivo desde un dron, pero estas vías precisan de una serie de permisos que no siempre son fáciles de obtener. «Es un tema que ya no depende de nosotros», según explica el gerente de la mancomunidad, Ramón García Guinarte. «Por los sistemas convencionales es imposible atacarlos, pero estamos haciendo pruebas y queremos dar una solución», añadió Gonzalo Durán.

Hay otra vía, pero resulta muy cara: alquilar grúas que pueden alcanzar los setenta metros, cuyos servicios se cotizan a unos mil euros por día de trabajo, y pocas administraciones están en condiciones de afrontar este gasto. Más allá de retirar el nido, el objetivo prioritario es matar a la reina. Puede ocurrir que con un disparo o un chorro de agua a presión se derribe y caiga al suelo, pero, para entonces, la reina se puede haber escapado y lo único que se consigue es trasladar el problema a otro lugar.

En Galicia se están haciendo pruebas con una suerte de munición con veneno, pero ninguna de estas iniciativas está homologada. Entre tanto, lo más eficaz es atrapar el nido con el sistema habitual, usando la pértiga, las manos y aplicando el veneno y posterior incineración.

La mancomunidad atiende una media de catorce llamadas diarias alertando de la presencia de nidos de velutina en fincas, montes y casas. El tiempo de respuesta es de entre 24 y 48 horas. «Es un tiempo de reacción muy bueno», apunta García Guinarte.

Pese al gran trabajo que está realizando este servicio, no llega para cubrir las necesidades que esta plaga ha generado en la comarca y las intervenciones de Protección Civil siguen siendo fundamentales. En Vilagarcía reciben una media de diez llamadas diarias y en Cambados, entre cinco y seis.

A la espera de que la mancomunidad encuentra la solución de la que habla, la preocupación crece en Tragove. Según explica una vecina que vive a pocos metros del árbol donde se instaló un nido, las avispas han picado ya a un perro y temen que su próximo objetivo sea humano.

En Tomiño y Vilaboa ya pegaron algún tiro y en Lalín buscan soluciones tecnológicas

El problema no es nuevo, ni mucho menos. A lo largo y ancho del país se suceden situaciones similares en las que la administración se ve impotente para luchar contra la plaga asiática, y eso obliga a agudizar el ingenio. Protección Civil de Cuntis ya hablaba hace dos años de la posibilidad de recurrir a los disparos, en Vilaboa llegaron a hacerlo en septiembre del 2016, pero sin resultados óptimos. Protección Civil de Valga también sopesó esta posibilidad el año pasado mientras que otros la llevaron a la práctica, caso de dos vecinos de Tomiño que destruyeron nidos disparándoles con una escopeta de balines, miel y mata garrapatas. Hace una semana, en Lalín ensayaban un sistema con drones y una pértiga retráctil que se clava en el nido inyectando veneno.