Eran tiempos convulsos los que se vivían en Cambados tras los Juegos Olímpicos del 92
25 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Eran tiempos convulsos los que se vivían en Cambados tras los Juegos Olímpicos del 92. El otoño se le complicó al entonces alcalde Santiago Tirado por su pretensión de instalar un emisario submarino en la villa. En poco más de quince días una campaña de recogida de firmas -de las de antes, no como ahora que todo se hace por Internet- consiguió recoger más de un millar de rúbricas en contra de su construcción y el nerviosismo se adueñó del PP cambadés, que era quien ostentaba entonces la alcaldía y que remitió una misiva a los vecinos en la que disparaba contra los partidos de la oposición y, también, contra los medios de comunicación a cuenta de las informaciones que se venían publicando sobre el asunto.
«Bótase de menos nas devanditas informacións -alegaban- a opinión de biólogos neutrais que sirva de orientación á opinión pública, o que é moi significativo no caso que nos ocupa, aínda que, de calquera xeito, tampouco nos deixamos atemorizar por unha caveira que representa o baleiro mental dos seus autores».
El PP también cargaba contra el BNG, al que definía como «o minúsculo grupo da oposición» y del que decía que estaba sufriendo «o impagable traballo dos populares». Acusaban a los representantes de la formación nacionalista de «empozoñar» a la opinión pública. Para el Partido Popular de Cambados, la etapa del gobierno del BNG en Cambados no fue otra cosa que una suerte de resurrección de los «séculos escuros», según afirmaban.