Doce excelentes para investigar sobre el vino

Bea Costa
bea costa CAMBADOS / LA VOZ

CAMBADOS

MONICA IRAGO

Alumnos y profesores se implican en un proyecto de dos años que afrontan con gran ilusión

21 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Moncho Martínez podría haberse jubilado este curso, pero después de tantos años como profesor y director del instituto Ramón Cabanillas de Cambados, cómo iba a perderse el reto que representa un bachillerato de excelencia. Técnicamente se llama «STEMbach en Ciencias e Tecnoloxía», hay quince en Galicia y el cambadés es uno de los centros seleccionados por la Consellería de Educación dentro de esta novedosa convocatoria. De modo que Moncho decidió prolongar su vida laboral y estará en primera línea, como coordinador, de este bachillerato tan especial.

Está muy ilusionado, como lo está la secretaria Celia López y los demás docentes que participan en esta propuesta educativa. Pero, ¿de qué valdría la apuesta del equipo directivo sin la respuesta del alumnado? Ellos tampoco fallaron. María, Andrés, Jorge, Claudia, Julia, Esteban, Noa, Rubén, Uxía, Adrián, Jesús y Ana recogieron el guante lanzado por el centro y cuando formalizaron la matrícula decidieron embarcarse en esta aventura, que es de carácter voluntario.

Tienen dos cursos por delante para elaborar un proyecto de investigación que, en su caso, versa sobre la viticultura. No es casualidad. El Cabanillas imparte desde hace una década ciclos de elaboración de vinos, lo cual ha labrado un camino propicio para seguir abonando este terreno. De hecho, la relación que el instituto mantiene con la Estación de Enoloxía e Viticultura de Leiro (Ribadumia) fue uno de los alicientes a la hora de decantarse por este tema. Ayer los alumnos visitaron el centro para mantener la primera reunión de trabajo con el personal técnico que los asesorará y supervisará a lo largo del curso. Muchos ya habían estado allí antes, a propósito de una excursión organizada en primero de la ESO, y ahora vuelven como aspirantes a investigadores que, quizá, encuentren ahí su vocación.

Mucha ciencia y algo de música

De momento, ninguno de ellos está interesado profesionalmente en este sector. Alguno tiene bodega y viñedos en casa, pero sus querencias académicas van por otros derroteros. Por supuesto, en sus preferencias mandan las ciencias. Una jovencita tiene claro que quiere ser forense criminóloga, otro que será profesor de Química, como Moncho, y la mayoría se decantan por alguna ingeniería. María es la única que da la nota. No podía ser menos tratándose de una saxofonista que lleva desde los ocho años leyendo partituras y que quiere orientar sus estudios hacia la música.

El «STEMbach» se circunscribe a las ciencias porque así lo establecen las bases, aunque a Moncho y a Celia les hubiera gustado que se diera cabida, también, a las Ciencias Sociales, de manera que el proyecto fuera más interdisciplinar y, por tanto, más humanista. Este año no pudo ser, aunque quizás sí para el próximo. No dan la batalla por perdida.

Entre tanto, lo que toca es organizar este curso, en el que alumnos y profesores deberán aportar un plus de su tiempo y dedicación. De entrada, el bachillerato de la excelencia obliga a levantarse más temprano. El programa establece dos horas lectivas más respecto al bachillerato ordinario, de modo que en primero A, los martes y los jueves entran a las ocho de la mañana, y quizá haya que estirar el horario a alguna tarde.

Cuando estos alumnos marcaron la casilla de su elección, sabían a lo que se enfrentaban y todos, menos una baja de última hora, parece que aceptan de buen grado las obligaciones que conlleva la excelencia, según cuentan.

Tendrán asignaturas específicas que se orientarán a las necesidades académicas que vayan surgiendo a lo largo de la investigación, de manera que si hay que saber de levaduras, habrá un profesor de Biología que les guiará por el mundo de los hongos y los fermentos, y si hay que realizar una tabla de Excel, tendrán otro profesor que les ayudará a cuadrar los datos ante el ordenador.

Con quien no van a poder contar es con Begoña González, toda una institución en el instituto que este curso, tras más de treinta impartiendo clase de Lengua y Literatura, se ha retirado. Dicen sus compañeros que hubiera sido la primera en anotarse, porque es de las que apostó siempre por la excelencia, y el proyecto promete. Begoña ya no imparte cátedra en el Cabanillas, pero se la recuerda a la hora de celebrar este hito en el currículo de un centro que, aunque de pueblo, ha sido capaz de colarse en este selecto club.

No se conforman con eso. Es también el único centro de Galicia con un ciclo superior de viticultura plurilingüe en alemán, gracias a que hay un profesor que domina la lengua germana. Un eslabón más en esa cadena que une a O Salnés con Alemania, que ha propiciado hermanamientos e intercambios turísticos y que mañana mismo fructificará en la primera Festa do Albariño que se celebra en el extranjero. En el Cabanillas brindan por ello.