Piden cinco meses de prisión para los estafadores del timo de la estampita en Cambados

m. SaNTALÓ CAMBADOS / LA VOZ

CAMBADOS

MONICA IRAGO

Un guardia civil fuera de servicio descubrió cómo tres personas intentaban engañar a una septuagenaria

15 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Era primera hora de la mañana del 21 de junio de 2017. Una vecina de Cambados, de 77 años, caminaba a la altura del cruce de la avenida de Galicia con la rúa Nova cuando se encontró con uno de los tres detenidos por un presunto delito de estafa. Se trataba de una persona con deficiencia psíquica, o eso quería hacer verle: ni el encuentro fue fortuito ni el acusado era quien dijo ser. El encontronazo formaba parte de un plan: el conocido timo de la estampita. Por el que la Fiscalía pide ahora cuatro meses y quince días de prisión para dos de los acusados y cinco meses y veintinueve días para la tercera, que cuenta con antecedentes por la comisión de un delito similar.

Volvamos al centro de la villa del albariño. El acusado que se hizo pasar por una persona con deficiencia mental pregunta a la septuagenaria por la calle San José, al tiempo que emitía gemidos y simulaba llorar. Es ahí cuando entra en juego la acusada para la que se tiene en cuenta el agravante de reincidencia: ejerció el papel de gancho.

La nueva interlocutora en la conversación pregunta qué pasa. La repuesta fue gráfica: su compinche enseña a ambas mujeres una bolsa con lo que a simple vista parecía una importante cantidad de billetes de cien euros. Una suma excepcional que su portador habría encontrado debajo del asiento de un tren.

Personas con mucho dinero

Exhibido el dinero, solo faltaba ofrecerlo: en la interpretación del papel, el acusado indicó que vivía con las monjas de Caldas y que estas le habían dicho que entregase la bolsa a una persona con mucho dinero. «A los ricos». El lío estaba hecho. Pero, ¿cómo demostrar que eras mujeres ricas que merecían el dinero?. La segunda acusada tenía la respuesta preparada: convenció a la víctima del timo de que la propuesta que les estaban haciendo tenía toda la lógica del mundo: solo debían mostrar el DNI y una fajo de billetes que evidenciase que eran personas adineradas. Bastaba con que la septuagenaria hiciese una parada en el banco para repartirse el dinero a medias: la acusada mostró su bolso repleto de billetes falsos para demostrar que ella, casualmente, ya llevaba encima una importante cantidad.

Fue entonces cuando apareció el tercer acusado. Lo hizo a bordo de un vehículo. Se hizo pasar por un abogado de Lugo y por la pareja de su compinche. Echó un vistazo al dinero e hizo un cálculo rápido: sacando del banco 10.000 euros podría canjearlos por la mitad de los 300.000 que había en la bolsa. Ya había recompensa para los timadores.

Y así fue. La septuagenaria acudió a la sucursal del Banco Santander de la calle Curros Enríquez, donde sus prisas llamaron la atención de un agente de la Guardia Civil que estaba fuera de servicio. El hecho de que la señora exigiese a los empleados del banco una cifra tan elevada e invitándoles a darse la mayor celeridad posible captó su interés y no dudó en seguirlos hasta el vehículo en el que se realizó el intercambio. Asistido por una patrulla de la Guardia Civil, les dio el alto, devolvió el dinero a su dueña y procedió a la detención de los ahora acusados por este intento de timo.